tag:blogger.com,1999:blog-8103073268325687142024-03-13T21:11:13.114+01:00De la A a la Z ...De la vida y otras breves historias@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.comBlogger32125tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-42906412927637633412013-09-25T20:37:00.001+02:002013-09-25T20:37:37.240+02:00Con la F de Faros<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-_Xdj2HVC3Is/UkMtBm7SGgI/AAAAAAAAAbs/GZRoz5wuBr4/s1600/resplandor.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="faro luz" border="0" height="183" src="http://1.bp.blogspot.com/-_Xdj2HVC3Is/UkMtBm7SGgI/AAAAAAAAAbs/GZRoz5wuBr4/s320/resplandor.jpg" title="faro" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Ni las inmensas playas de
arena blanca, ni los altísimos cocoteros, ni siquiera las tremendas mulatas que
le dedicaban palabras mimosas y obscenas por igual, nada le llamaba tanto la atención
como aquellos perfectos faros de luz blanca. Desde que los vio por primera vez se
sintió mágicamente hipnotizado por ellos. No eran unos faros cualesquiera, porque se
iluminaban de día y se apagaban de noche. Pero él los mantenía siempre encendidos
en su retina y se deslumbraba con ellos a cualquier hora del día. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Por las mañanas, esperaba
pacientemente sentado en su terraza a que llegara la hora exacta. A dicha hora,
cogía su gorra y las gafas de sol y bajaba a la playa para posicionarse estratégicamente
cerca de la última roca que daba nombre a la cala. Allí esperaba ansioso la
llegada de los faros. Éstos solían hacer aparición de forma puntual pero en las
ocasiones en las que se retrasaban más de la cuenta, él se acercaba a la orilla
y dejaba que las olas le refrescaran los pies y de paso las ideas. Entonces aparecían,
y él se ponía las gafas para no quedar deslumbrado por su reflejo. Un raro
efecto lo magnetizaba al instante: el pulso se le aceleraba, un cosquilleo le
alborotaba sus partes más nobles y el corazón salía de su letargo estival para rugir
como el motor de un Jaguar tuneado. Permanecía observándolos un buen rato,
escondido debajo de su gorra y tras los cristales negros. Nadie era capaz de
adivinar hacia donde dirigía su mirada y a él nada le importaban sus vecinos de
hamaca. Su ángulo de visión estaba íntegramente enfocado hacia donde
parpadeaban aquellas luces blancas y divinamente puras. Cuando los faros desaparecían,
él se quedaba a oscuras, raro efecto ese estando como estaba en una de las
zonas del planeta que más horas permanece bañada por los rayos del inclemente
sol veraniego. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Por las noches no los
veía, tan solo los intuía pues éstos permanecían tímidamente tapados por algún trozo de ropa
muy fina, casi transparente. Él se concentraba y trataba de vislumbrarlos a lo
lejos pero tras varias cervezas la vista se le nublaba y los faros parecían
desaparecer como en una pantalla codificada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Tras una noche bebiendo
muchas de esas cervezas, amaneció tirado en la playa, con la misma ropa del día
anterior, el pelo enmarañado y lleno de arena. El sol le calentaba en exceso la
cabeza y cuando logró abrir un ojo vio como los primeros bañistas clavaban sobre
él miradas llenas de recelo y curiosidad a partes iguales. Intuyó que esa iba a
ser una de aquellas resacas dignas de recordar con el paso de los años. Se
incorporó torpemente pues todo daba aún vueltas a su alrededor. Distinguió los
faros a lo lejos; llegaron por su izquierda y se pararon realmente muy cerca de
donde él, a duras penas, permanecía de pie. Aquellas luces le seguían obsesionando. Los días pasaban y
pronto estaría alejado de ellos; decidió que eso le apenaba sobremanera. Con la
euforia post alcohólica aun corriendo
por sus venas se puso en pie, se armó de
valor y medio tambaleándose se acercó para tratar de alcanzarlos, de sentir el
calor de la luz en sus manos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—¿Has visto al tarado
ese? —preguntó Leire a su amiga aún sin salir de su asombro—¡Te quería agarrar
las tetas!¡No me lo puedo creer! Por un año que te decides a hacer topless ¿eh?
¡Eso es que las tienes demasiado blancas!<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p><span style="font-family: inherit;"><br /></span></o:p></div>
@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-67325014375027060552013-08-27T21:01:00.000+02:002013-08-27T21:01:09.046+02:00Con la A de Almitis<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-tXDhn_CuQhI/Uhz1DgIw2sI/AAAAAAAAAaY/yuh78H4cEhs/s1600/alma-al-cielo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="215" src="http://2.bp.blogspot.com/-tXDhn_CuQhI/Uhz1DgIw2sI/AAAAAAAAAaY/yuh78H4cEhs/s320/alma-al-cielo.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Tiene usted el alma inflamada —determinó aquel doctor con
porte serio y bigote afilado—, como ves es un caso muy rápido de diagnosticar
pero más lento de curar —prosiguió diciendo mientras arrancaba un hoja de su
bloc de recetas—. No te puedo inmovilizar el alma ¿no? <o:p></o:p></span>—l<span style="font-family: inherit;">evantó la vista de la hoja y se quedó mirándome fijamente</span>—<span style="font-family: inherit;">. Intenté
buscar algún atisbo de sonrisa o complicidad bajo aquel bigote pero no lo
encontré.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—Perdón — dije tímidamente—, ha dicho usted ¿alma? —me atreví
por fin a preguntar, aún perpleja.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">— Si señorita, una almitis en toda regla. Haga reposo
sentimental y tómese tres veces al día este antinflamatorio que le receto.
Trate de descansar, no sufra en la medida de lo posible para evitar que le
duela más de lo estrictamente necesario —sentenció tendiéndome la mano como
quien da una visita por terminada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Me pasó por la cabeza que me estuviera tomando el pelo, pero
los médicos no toman el pelo hasta donde yo sé... Cogí la receta que me
entregaba mientras multitud de preguntas me atiborraban la cabeza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—¿Puedo ir a nadar? —fue la primera que logró salir por mi
boca.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—Debe usted hacer vida normal siempre y cuando no le afecte
el alma. Yo diría que nadar no le va a perjudicar en absoluto ¿no lo cree así? —y
entonces dejó entrever una sonrisa que a mí me pareció de lo más burlona.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Me sentí tonta y a la vez muy cabreada. No entendía nada y
aquel supuesto profesional me estaba empezando a sacar de mis casillas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">¿Cuantos días debía 'reposar'? ¿Qué era exactamente lo que
tenía que evitar? ¿Enamorarme? ¿Hablar con mi ex? ¿Ver Titanic una vez más? ¿Pensar
en el hambre en el mundo? Pero sobre todo, ¿cómo había llegado a la conclusión
de que yo tenía el alma hinchada? Ni una sola de esas preguntas salió a la luz
en aquel despacho inmaculado. Me giré indignada y salí de allí con el mismo
dolor con el que había llegado y de regalo me llevaba un montón de serias dudas
sobre la reputación de la sanidad en general y de aquel doctor en particular.
Cierto es que me dolía la zona cercana al corazón y que si tengo que ubicar el
alma en algún lugar físico de mi cuerpo éste sería sin duda el órgano escogido,
pero la idea de materializar el alma era algo que no me acaba de encajar en mi mente
racional. Para empezar no lograba dar forma a mi alma y algo que no tiene forma...
¿Cómo se va a hinchar? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Al día siguiente decidí acudir a un doctor distinto al
anterior, uno que no conocía de nada pero que visitaba en el horario que más me
convenía. </span><span style="font-family: inherit;">Era más joven que el bigotudo, tenía un rostro agradable, de
esos que inspiran confianza y tranquilidad.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—¿Qué puedo hacer por ti? — me tuteó en tono simpático y
cordial.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—Hace unos días que me duele aquí —le dije señalando la zona
medio del pecho, justo a la derecha del corazón.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—Vamos a ver — se puso en pie—, quítate la camiseta y túmbate
en la camilla.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Me estuvo palpando la zona y auscultando a la vez que me
hacía preguntas del tipo ¿te duele al respirar? ¿el dolor se irradia en alguna dirección
concreta? ¿aquí también te duele?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—No, es un dolor fijo y agudo, como si me clavaran una
pequeña aguja de coser.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—No parece que sea muscular. Te haré un electro para
descartar algo más grave pero casi que ya te puedo afirmar que se trata de una
almitis tradicional, nada grave, sencillamente una inflamación leve del alma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">De nuevo me quedé muda, cavilando sobre el diagnóstico que
aquel doctor estaba introduciendo en el programa informático. Se le veía hábil
con las teclas, usaba ambas manos para teclear y rápidamente introdujo todas
sus conclusiones en mi expediente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—Alma... —susurré yo sin darme cuenta que estaba verbalizando
mis pensamientos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—Sí, pero no te preocupes que no es grave. Evita los
sufrimientos y deja los dramas aparcados por unos quince días. Por lo demás
puedes seguir con tu ritmo habitual. Sería conveniente que rieras profundamente
unas tres veces al día y que sonrías otras tantas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—Y la baja es necesaria? —me aventuré a preguntar—. Puestos
a aceptar aquel disparate, mejor hacerlo en casa y sin trabajar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—¿Trabajas en una funeraria, con enfermos terminales, en una
ONG en países subdesarrollados, en el sector de la minería, en la policía
antidisturbios...?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—Soy diseñadora gráfica —le corté poco esperanzada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—Entonces no hay incompatibilidad ninguna con su proceso de recuperación
—y me sonrió amablemente mientras me tendía la mano a modo de despedida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Si conociera a mi jefe y viera mi nómina a final de mes
seguro que no descartaba tan rápidamente mis nueve horas diarias frente al
ordenador de su lista de trabajos dramáticos y fatales para el alma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Estuve tentada de preguntarle por la forma que tenía el alma
y si en efecto pesaba 21 gramos, pero me limité a estrecharle la mano y a salir
de la consulta.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Empecé a hacer caso a esa pequeña gran desconocida que me
lanzaba punzadas de dolor a su apetencia. Decidí seguir las indicaciones del
doctor más atento para cuidarla y protegerla con esmero. Imaginé que tenía
forma triangular; a base de mimos y esfuerzos estaba dispuesta a redondearle
los ángulos hasta dejarla en forma de media luna sonriente. Durante los siguientes
días mis compañeros descubrieron mi más que digna dentadura. Sonreí a unos y a
otros hasta que más de uno debió pensar que había perdido la cordura. Eliminé
de mis hábitos diarios todas las penurias que pude: dejé de ver noticias
sensacionalistas deprimentes, guardé todos los cds de Malú, evité coger el
metro para no lidiar con el mismo mendigo de cada día, tampoco cogía el coche
para no tener que aguantar los bocinazos de la gente estresada e incluso me
pasé a una dieta vegetariana por no pensar en el trágico final de los animales
que acababan en mi estómago. Solo escuchaba música animosa, iba caminando a los
sitios, me entretenía con series cómicas y por supuesto continuaba con mis
sesiones diarias de natación. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">El dolor fue remitiendo, sigilosamente, hasta desaparecer
por completo. Yo me sentía feliz, le hablaba y le dedicaba alguna que otra canción.
Éramos buenas amigas, estábamos en sintonía. Ahora me imaginaba mi media luna sonriente al lado del corazón, aunque
quizás ¡demasiado cerca de él! Igual ¡hasta se daban la mano cuando yo me
despistaba! ¿Sería tan desagradecida como para cambiar mi amistad por la de un órgano
absolutamente feo y viscoso?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—Siéntese y dígame, ¿qué le sucede? —me preguntó la doctora
enfundada en su bata blanca.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">—Me gustaría pedir hora para extirpar el alma. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-91560991949118844472013-03-28T21:41:00.001+01:002013-03-31T11:24:58.642+02:00Con la T de Tropiezo<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="font-family: inherit;">En los grandes momentos te das cuenta de la importancia de
los segundos, esos gran ignorados que acompañan a las largas horas y a los
modestos minutos. Dos segundos son suficientes para ponerlo todo del revés. En
dos segundos te puede sonar el teléfono, puedes saltar de la cama, puede que el
pie se te quede trabado en los bajos de tu propio pijama y que salgas volando
para acabar estampando tu frente en el canto de una pared que odiarás para el
resto de tus días. Os lo prometo, con dos segundos basta. De repente estás
noqueado en el suelo, tratando de averiguar si ese trompazo te lo has dado de
verdad, si esa pared siempre ha estado allí y si eres capaz de ponerte en pie
de nuevo. Del teléfono ya ni te acuerdas. Pero vuelven a pasar dos segundos más
y notas como te gotea algo líquido por la frente. Instintivamente te llevas la
mano a la supuesta herida y ves que regresa de color rojo intenso. No entiendes nada pero saltan todos
los sistemas de alarma que llevamos integrados de serie y te diriges medio
moribundo hacia al espejo más cercano para comprobar que en efecto te acabas de
abrir la cabeza y chorreas sangre. También te das cuenta que estás solo, que
eso no se va cerrar por arte de magia y que necesitas buscar soluciones.
Entonces los nanosegundos que acaban de transcurrir se convierten en macro segundazos,
largos y espesos, donde piensas muchas cosas y no piensas nada. Pero la madre
naturaleza es sabia y te pega un manotazo en la coronilla para que espabiles.
Es considerada la naturaleza, porque te llega a dar en la frente y la revientas
a palos. Pero no, el toque ha sido efectivo y coges la primera toalla que
tienes a mano y te aprietas la herida mientras te tumbas en la cama para pasar
al plan B. ¿A quién llamas? ¿Sacarás al vecino de la cama para que te vea con
las legañas aún puestas y un boquete de seis centímetro de largo? ¿Recurrirás a
tus padres que están fuera de la ciudad y no pueden hacer nada? Te duele el
dedo. Es curioso también como en poco segundos una de tus extremidades ha
adquirido un intenso tono morado y parece estar a punto de reventar. También es
en los grandes momentos cuando la tecnología te deja tirada, el móvil se
encabrita y no te permite realizar llamadas. Si te apetece jugar a Angry Birds
está todo bien pero si quieres llamar a alguien para que te socorra, pues te
buscas la vida. Te levantas, atraviesas el maldito lugar que antes no has
podido sobrepasar para llegar por fin al teléfono de toda la vida. Ya de paso
piensas en coger unos cuantos hielos <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>del
congelador, envolverlos con la toalla y ponértelos por la cara, que con el tajo
descomunal ya tenemos suficiente y no necesitamos que se nos hinche a lo Carmen
de Mairena. Y logras llamar, y alguien acude en tu ayuda. Te llevan a urgencias
a ver si te pueden hacer un bordado fino por favor que la cosa está muy mal y
el boquete reluce bermellón en medio de la frente. De regalo te clavan un
banderín antitetánico y te mandan hacer unas placas a tu nuevo dedo magullado.
Y entonces te da el bajón; te resbalan los lagrimones por la cara. Te
sientes mal, ahora sí que te mareas de verdad. Y tú mismo buscas un par de
sillas juntas para dejarte caer y respirar abdominalmente. Un, dos, tres yo me
calmaré. Te dan agua, fresquita, parece que recuperas el color. Aprovechan para hacerte una foto. Emocionante, ahora tu cara moribunda y apedazada comienza a
saltar de whats up en whats up. El dedo no se ha roto pero lo entablillan por
si las moscas. Tres horas más tarde sales cojeando, pagas los ochos euros de
parking con cara de bobo y te llevan a buen recaudo, te cuidan, te miman y
vigilan que no digas más tonterías de las normales que el golpe en la cabeza es
cosa seria. Y has sobrevivido al macaco de tu vida y lo has gestionado más que
dignamente. Y te das cuenta de lo más importante: los saboteadores no han hecho
acto de presencia. A esos personajes interiores que te carcomen día a día con
el ‘no podrás’, ‘no lo lograrás’ no los has visto ni por el rabillo del ojo. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Los muy cobardes han salido huyendo con el rabo
entre las piernas. Y no los has echado de menos precisamente. Les levantas el
dedo entablillado y les dices: ‘¡Cabrones, mirad como lo hago!’.<o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-PXMMM-wKB38/UVSqX90KCtI/AAAAAAAAARU/RzDEhs0yHTQ/s1600/20130328_205902_Bob_Dim_Feather.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="cicatriz tropiezo" border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-PXMMM-wKB38/UVSqX90KCtI/AAAAAAAAARU/RzDEhs0yHTQ/s320/20130328_205902_Bob_Dim_Feather.jpg" title="tropiezo" width="240" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-68591199881010094292013-02-25T19:12:00.001+01:002013-02-25T19:16:33.220+01:00Con la L de Lejanía<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-OAFgCxqoLHo/USupR5v3ZNI/AAAAAAAAAQ4/PjzoIKq0EVU/s1600/1z1en3m.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="lejanía" border="0" height="242" src="http://2.bp.blogspot.com/-OAFgCxqoLHo/USupR5v3ZNI/AAAAAAAAAQ4/PjzoIKq0EVU/s320/1z1en3m.jpg" title="lejanía" width="320" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="font-family: inherit;">Querido Paolo,<o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
Cuando te fuiste, cuando cogiste aquel avión que te alejaba
para siempre, incluso antes, cuando me comentaste tu decisión de marcharte, con
esa claridad que desprendían tus ojos y esa calma en tus palabras, justo en ese
momento, supe que ella me perseguiría sin descanso noche tras noche y día tras
día. Pero me sentí incapaz de decírtelo, de exponerte mis temores, de cortarte
las alas y truncarte eso que llamabas tu gran oportunidad sólo por no saber encararme
con aquella oportunista y despiadada fémina. Fui plenamente consciente de todas
las estrategias que ella iba a utilizar, porque ya nos conocimos hace años,
cuando estuviste destinado medio año en Perú. Tampoco entonces te comenté nada sobre
ella, de los diversos encuentros que mantuvimos, de cómo amedrentó mi
existencia todos esos meses que estuvimos distanciados. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="font-family: inherit;">Ahora pienso que carecí del valor de frenarte, de hacerte
permanecer a mi lado, de borrar esos kilómetros que se iban a interponer entre
nosotros, pero te quería tanto que me sentía incapaz de quitarte lo que durante
tantos años habías anhelado. Quizás lo único que tuve fue precisamente eso, valor.
El valor de quedarme sola a sabiendas de tan retorcida chantajista. Y no me
equivocaba; lo cruel de todo esto es que no erraba ni un milímetro en mis
suposiciones. No pasó ni una hora desde que tu avión iniciara el despegue que
ya estaba llamando a mi puerta<span style="background-color: white;">. <span style="background: yellow; mso-highlight: yellow;"><span style="background-color: white;">C</span></span>ierto</span> es que la estaba esperando, pero aun así sentí que las
fuerzas me fallaban y fui incapaz de ponerme en pie. Permanecí sentada en el
sofá, con la infusión recién preparada entre mis manos y con el corazón
latiendo a mil por hora, mientras el timbre sonaba más impertinente que nunca.
Estuve tentada de abrir la puerta y dejarla entrar pero finalmente no cedí. No
estaba aún preparada para nuestro encuentro. Me quedé quieta, en silencio, con
las luces apagadas para que no se percatara de mi presencia hasta que
finalmente se fue y yo me quedé dormida. A la mañana siguiente vi una nota suya
en el buzón, recordándome <span style="background: yellow; mso-highlight: yellow;"><span style="background-color: white;">su</span></span>
presencia. Me mandó mensajes, correos electrónicos, recibí llamadas suyas cada
vez con más frecuencia, y así pasaron los días y las semanas, sintiéndome
acechada a cada instante, volviéndome a cada esquina, viendo su cara en cada
escaparate y sintiéndome cada vez más incapaz de enfrentarme a ella. Si te
hubieras quedado Paolo, ella no habría tenido el valor de acercarse a mí. Pero tu
marcha le dejó el camino complemente libre para acosarme de nuevo y no dejarme
prácticamente vivir. Desde esa primera noche sentí su aliento gélido en mi
nuca, y una especie de losa pesada cayó sobre mi cuerpo. Me costaba hasta
caminar, miedosa como estaba de encontrarme cara a cara con ella. Finalmente
decidí no salir de casa, mantuve las persianas bajadas por si se me espiaba
desde la calle y desconecté la línea de teléfono. Pero ni de ese modo fui capaz
de frenar su embestida ni de evitar el día en el que ella supo cómo contactar
conmigo. Era domingo. Lo recuerdo especialmente porque los domingos solían ser
días especiales para nosotros, cuando estábamos aun juntos digo. Te levantabas
temprano y salías a correr, ¿recuerdas? Llegabas con el desayuno justo cuando
yo aún me desperezaba y después pasábamos la mañana en la cama, leyendo el
periódico y hablando de nuestras cosas. En el fondo da igual lo que hiciéramos,
pero recuerdo que era domingo precisamente por la nostalgia que sentí de todo
aquello. Estaba a punto de entrar en la ducha cuando alguien aporreó la puerta.
Reconocí la voz de Dolores, nuestra vecina de enfrente, que con los años se ha
vuelto demasiado charlatana y dada al chismorreo pero sigue siendo una buena
persona. Decidí abrir la puerta. Me comentó lo preocupada que estaba de no
cruzarse conmigo durante días, de ver todas las persianas bajadas. Pensó que
quizás estaba de viaje pero escuchaba ruidos en el interior y no sabía si
llamar a la policía. Logré calmarla y le di a entender que no me encontraba del
todo bien y que por eso había permanecido en la cama. Cuando ya estaba
prácticamente cerrando la puerta ella se acordó de algo. Hacía prácticamente
una semana que una mujer le había dejado una nota para mí. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="font-family: inherit;">—Que despiste —me
dijo, y sacó un sobre del bolsillo de su bata y lo depositó en mi mano mientras
me sonreía amablemente. Me quedé helada. Habían pasado ya tres meses y medio
aproximadamente desde tu marcha y ella no había cesado en su empeño. Quizás iba
siendo hora de afrontar el tema. Me temblaban las manos cuando desdoblé aquel
trozo de hoja. Decía así:<o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<em><span style="font-family: inherit;">Estimada Candela,<o:p></o:p></span></em></div>
<em><span style="font-family: inherit;">
</span></em><em><span style="font-family: inherit;">Puedes rehuirme, te puedes esconder e incluso puedes tratar
de hacerme desaparecer, no obstante y pese a lo paradójico del asunto, siempre
voy a estar cerca. Así lo quiso Paolo con su marcha. No te esfuerces, no te
alejes porque siempre te alcanzaré. Te aconsejo que te acostumbres a mi
presencia, que me saludes cada mañana o te puedo llegar a hacer la vida
insoportable. No te desgastes o te venceré.<o:p></o:p></span></em><br />
<em><span style="font-family: inherit;">
</span></em><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<em><span style="font-family: inherit;">Firmado: Lejanía.</span></em><br />
<em><span style="font-family: inherit;"></span></em><br />
<em><span style="font-family: inherit;"></span></em><br />
<span style="font-family: inherit;">*Relato dedicado a @xenbarrull. ¡Gracias por tu palabra!</span></div>
@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-22195264758662148122013-01-27T20:06:00.001+01:002013-01-27T20:06:59.052+01:00Con la W de Wonderful<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Camuyla era una
hormiga singularmente bella y delicada; sus largas pestañas, su minúscula
cintura y su contorneo al caminar volvían locos a todos sus congéneres
masculinos y provocaba la envidia entre el resto de obreras menos agraciadas.
Romolonualdo por el</span><span style="line-height: 115%;"> </span><span style="line-height: 115%;">contrario
era un ejemplar de fornidas patas, valiente y vigoroso que trabajaba feliz de
sol a sol al frente de su pelotón de soldados. Romolonualdo era muy apreciado
por toda la comunidad. Contagiaba su entusiasmo allí por donde pasaba y ayudaba
a los más débiles siempre que era menester. Por el resto del hormiguero eran
conocidos como Muy y Molón respectivamente. El primer día que se cruzaron fue
en el pasillo entre la quinta y la sexta galería. Andaba Muy cargada con medio
grano de arroz bajo el brazo y una semilla de sésamo sobre su cabeza cuando Molón
le vio por el rabillo del ojo. Sin dudarlo acudió raudo y veloz a socorrer a la
bella damisela y sólo hizo falta un parpadeo de Muy para que a Molón le
temblaran hasta las antenas. Muy también se ruborizó al instante ante aquella
hormiga de marcadas mandíbulas, y adquirió un ligero tono sonrojado en las
mejillas que embaucó aún más a nuestro corpulento soldado. Éste no durmió en
toda la noche pensando en la manera de coincidir de nuevo con ella. La vida
hasta entonces conocida se le antojaba sosa, monótona y carente de toda gracia.
Necesitaba agarrarse a esa cinturita y no soltarla jamás pero ¡la Reina no le
iba a poner las cosas nada fáciles! Esa tirana era capaz de arrancarle la
cabeza de un mordisco sin despeinarse. Dada su naturaleza optimista y en parte
despreocupada, se recordó a sí mismo que él no era una hormiga fácil de
desanimar: ¡Lo inalcanzable se puede conseguir! ¡Energía no me falta! —se dijo,
y recordó las palabras de su sabia madre: ‘Si puedes soñarlo, puedes hacerlo’. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;">A la mañana siguiente,
antes de que su pelotón se pusiera en marcha, se acicaló las antenas y se
dispuso a recorrer pasillo a pasillo hasta dar con Muy y declararle su nuevo y
repentino amor. El esfuerzo resultó ser menor del esperado ya que Muy y su
cintura estaban casualmente agazapadas a la salida de la galería donde él
dormía con sus hombres. Torpemente agarró la mano de Muy y le espetó casi sin
respirar:<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;">—Te quiero y te
requiero. Eres el tinto de mi verano y la chispilla de mi vida. Lo nuestro es
de otro planeta nena. ¿Quieres dejarlo todo y salir a ver mundo conmigo?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;">Muy abrió unos ojos
como platos. Luego miró al suelo y permaneció callada unos segundos. A Molón el
corazón se le salía del pecho, las patas le sudaban y hasta sintió un ligero
mareo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;">—Aunque nos lo pinten
todo muy crudo, estoy segura que juntos la vida es mejor —respondió por fin—. ¡Y
lo que digan los demás, me importa un pimiento! ¡Lo nuestro saldrá redondo! — y
pestañeó una vez más como sólo ella sabía hacer.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;">Juntos y repletos
de optimismo echaron a correr sin mirar atrás hasta que por fin llegaron al
exterior. La luz les cegó momentáneamente los ojos pero pronto descubrieron el
agradable calor del sol y el aire fresco que les llenó aún más de valor y
energía. Finalmente se habían decidido a hacer algo completamente nuevo para
alcanzar algo que nunca habían tenido: la libertad de ser ellos mismos. Ahora,
dos años después y disfrutando de un mini hormiguero que construyeron ellos mismos (y que decoraron
con exquisito gusto todo hay que decirlo), siguen sonriendo pensando en todos los obstáculos
sorteados. Una vez estuvieron a punto de ser aspirados por el hocico húmedo y
descarado de un cachorro de perro maltés. En otra ocasión casi se despiden de
este mundo debajo del pie de un bebé que comenzaba a caminar. Tuvieron suerte pues
las pisadas del chaval no eran en absoluto firmes. Aún se ríen ahora del primer
aguacero que les tocó vivir. Las gotas caían como cañones de artillería y les pilló completamente de improvisto. Tras
el susto inicial lograron refugiarse esa y tantas otras veces, para descubrir
que al final de la tormenta siempre sale el arcoíris; solo es cuestión de que
pase el chaparrón para ver las cosas de otro color.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;">Ahora tienen un bebé.
Se llama Wonderful. Sus orgullosos padres no paran de repetirle que lo único
imposible es aquello que no intentas. Están seguros que Wonderful podrá con
todo lo que se proponga y que un día le tratarán de señor y que será mundialmente
conocido. Señor Wonderful. <a href="http://cargocollective.com/mrwonderful" target="_blank">Mr.Wonderful</a>.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-QdCyvPyZb_I/UQVzZ29uFNI/AAAAAAAAAQk/oBxYkC46lOg/s1600/lonuestroesdeotroplaneta.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="lonuestroesdeotroplaneta" border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-QdCyvPyZb_I/UQVzZ29uFNI/AAAAAAAAAQk/oBxYkC46lOg/s1600/lonuestroesdeotroplaneta.jpg" title="lonuestroesdeotroplaneta" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://mrwonderfulshop.bigcartel.com/product/taza-lo-nuestro-es-de-otro-planeta" target="_blank">http://mrwonderfulshop.bigcartel.com/product/taza-lo-nuestro-es-de-otro-planeta</a></td></tr>
</tbody></table>
<br /><i><span style="font-size: x-small;">* Dedicado a <a href="https://twitter.com/mrwonderful_" target="_blank">@mrwonderful_</a></span></i><i><span style="font-size: x-small;"> por sus recién estrenados dos añitos! para que nos sigan ilusionando muchos años más.</span></i><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-36923456801502578322012-12-09T11:35:00.003+01:002012-12-09T11:35:56.457+01:00Con la A de Amapola<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-_05f6zJNpJc/UMRl8gatOGI/AAAAAAAAAQM/S-kY1lvRryg/s1600/Amapola+y+nube.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="amapola" border="0" height="243" src="http://4.bp.blogspot.com/-_05f6zJNpJc/UMRl8gatOGI/AAAAAAAAAQM/S-kY1lvRryg/s320/Amapola+y+nube.jpg" title="amapola" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Le llamaban amapola por la delicadeza de su esencia. Era una
muchacha menuda y callada que avanzaba por la vida dejando un halo de enigmática
serenidad. Al igual que la flor no precisaba de grandes atenciones para
destacar sobre el resto de féminas como un manto rojo sobre un campo de trigo
seco. Su pelo corto y rojizo brillaba bajo la luz del sol y enmarcaba un rostro
en extremo dulce y un tanto perturbador. Sus ojos marrones parecían mimetizarse
con lo rayos solares adquiriendo un ligero tono amarillento y sus labios,
siempre pintados de carmín intenso, dibujaban una tímida sonrisa que
encandilaba al más sereno. Adolfo no era distinto al resto de los mortales y
pronto sucumbió ante aquella hipnótica mujer a la que no solo llamaban así por el color de su pelo.
¿Se imaginan ustedes que otra cosa podrían tener en común esa criatura y la
mencionada flor? Ni más ni menos que unas curiosas propiedades sedantes y analgésicas.
Aquello que ya griegos y romanos supieron descifrar y destinar para diversos
fines lúdicos y médicos estaba a punto de vivirlo Adolfo en sus propias carnes.
Corría el rumor de que un encuentro con nuestra peculiar protagonista era capaz
de transmitir tal paz y tranquilidad que podía hacer desaparecer de la cabeza
del más infiel cualquier atisbo de remordimiento y culpabilidad. Y así
suspiraba Adolfo cada día por besar esos labios que le traían loco y por yacer
con ese ser tan delicado que lo tenia completamente ensimismado. ¿Cómo seria
besar a una amapola? Mil veces trató de imaginar ese momento y mi veces acabó
desistiendo. Paseó por inmensos campos de amapolas y deslizó sus dedos por sus
finos pétalos tratando de imaginar el roce de su delicada piel. Un buen día no
pudo soportar más su desasosiego, y mintiendo a su mujer e hijos, salió
desesperado a su encuentro. La localizó en el camino de tierra que iba desde la
estación del tren hasta la plaza central. Ella lo miró fijamente a los ojos y
él sintió una ligera punzada en su corazón, como un pequeño aguijón cargado de
dulces opiáceos. No hicieron falta las palabras para que Adolfo se sintiera
correspondido. Amapola lo estrechó entre sus brazos y él inhaló el magnético
aroma de su pelo. La deseaba más que nunca pero una inusual calma se había
apoderado de Adolfo. Se sentía capacitado para saborear ese momento sin
prisas y con absoluta concentración.
Desaparecieron de su lado calles, casas, ruidos y personas. Solo ellos y el
viento bajo un inmenso azul primaveral y los rayos del sol. Acercó su cara a
esos labios encarnados que tanto había deseado y ambos se fundieron en un beso
de amapola, dulce, salvaje, húmedo y apasionado. Perdió la noción del tiempo
recorriendo cada uno de los centímetros de su piel y poco a poco sus músculos
se destensaron, sus facciones se relajaron y se dejó envolver por un enorme
pétalo aterciopelado que lo sumió en un sueño de lo más mágico y reparador.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Permanecía dormido en mitad del campo. Le despertó un ligero
cosquilleo en la cara. Una tímida amapola agitada por el viento le rozaba la
piel una y otra vez. Ni el propio Adolfo era capaz de recordar qué había
pasado. Hacía tiempo que no se sentía tan descansado. Varios fueron los vecinos
que lo vieron salir del campo al amanecer y pasó así a engrosar la leyenda de la
mujer amapola que, a esas horas de la mañana, se desperezaba en su cama
dispuesta un día más a brillar bajo la luz del sol.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Las amapolas no besan pensarán ustedes. Eso es porque nunca
han acariciado sus pétalos en una mañana de mayo…</span><o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><i>*Dedicado a Sue. ¡Gracias por tu palabra!</i></span></div>
@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-61281697212158088602012-11-18T15:58:00.000+01:002012-11-18T15:58:59.974+01:00Con la P de Plata<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-5qj05NVw-W8/UKj0y6uFBRI/AAAAAAAAAPo/fyN6LdiBbjc/s1600/202943526929042482_2lQYuAbS_c.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="melena color plata" border="0" height="200" src="http://2.bp.blogspot.com/-5qj05NVw-W8/UKj0y6uFBRI/AAAAAAAAAPo/fyN6LdiBbjc/s200/202943526929042482_2lQYuAbS_c.jpg" title="melena color plata" width="150" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;">Su larga melena color plata, inusual en una mujer de su edad, lucía
espléndida y repleta de la misma vitalidad que la llenaba por dentro. Le
gustaba llevar el pelo suelto. ¡Los moños eran de vieja! No entendía cómo las
jóvenes de hoy en día se empeñaban en recogerse la melena de mil y una maneras
pudiendo lucir ese rasgo tan femenino. Habían sido tantos años de estricto
ballet, de maillots apretados y cabello estirado, que ahora solo se sentía bien
viviendo en general de manera holgada y libre. Se mesó el cabello deslizando
sus largos y finos dedos. ¡Manos de bruja!, le decía su nieta, entre
carcajadas, cada vez que la veía. Y ella se reía y se hacía la ofendida.
Entonces le explicaba cuentos de brujas buenas donde esas manos fabricaban
pócimas mágicas y la niña la escuchaba embelesada. Eran ciertamente unas manos
huesudas y hasta cierto punto arrugadas, pero le resultaban entrañables y le
recordaban con cariño a su madre y a su abuela, gran pianista esta última;
ellas las habían lucido exactamente igual en aquella época donde las caras eran
caras y no burlas de bisturí. Cogió su taza de café recién hecho y se dispuso a
disfrutar una vez más de su lectura matutina. De repente la niebla bajó espesa desde
las montañas y lo tiñó todo de un gris húmedo. </span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-rrs_ljU6sPI/UKj0z34FeyI/AAAAAAAAAPs/XVII7-_uuPY/s1600/Niebla_thumb%255B6%255D.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="niebla gris" border="0" height="267" src="http://4.bp.blogspot.com/-rrs_ljU6sPI/UKj0z34FeyI/AAAAAAAAAPs/XVII7-_uuPY/s320/Niebla_thumb%255B6%255D.jpg" title="niebla gris" width="320" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;">Se puso su mantón de lana
merina por los hombros y abrió el portalón de madera. Avanzó invisible entre la
niebla, camuflada bajo su cabellera del mismo color. El aire gélido ni siquiera
sonrojó sus mejillas. Se apresuró en recoger unas hierbas y troncos de madera
antes de entrar de nuevo en la casona. Se sentó frente a la chimenea en una
pequeña silla de madera que había pertenecido a su bisabuela y encendió el
fuego. Los troncos comenzaron a gemir y ella colocó el puchero encima,
dispuesta a elaborar un antiguo brebaje que requería de cierta paciencia y
habilidad. María llegaría por la tarde y ella lo quería tener todo dispuesto
para la llegada de su querida nieta. Dedicó una tierna sonrisa a Astrid, su
vieja gata negra que se había enroscado en el sofá. Una vez más quedaría hipnotizada
con el chisporrotear de los troncos.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;"><i>*Esta palabra ha sido sugerida por Patxi. ¡Muchas Gracias!</i></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 14.25pt; text-align: justify; text-indent: 22.5pt;">
<o:p></o:p></div>
@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-23882260353898224372012-11-03T11:13:00.000+01:002012-11-03T18:38:08.968+01:00Con la C de Confitería<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-spr7aaPvSN0/UJTqOKL71EI/AAAAAAAAAOw/4gut5EiYA8Y/s1600/alimentacion-dulces-y-caramelos-450x299.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; display: inline !important; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img alt="caramelos colores" border="0" height="131" src="http://1.bp.blogspot.com/-spr7aaPvSN0/UJTqOKL71EI/AAAAAAAAAOw/4gut5EiYA8Y/s200/alimentacion-dulces-y-caramelos-450x299.jpg" title="caramelos colores" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Tras de mi la campanilla tintinea con el cierre de la
puerta. Inmediatamente huelo esas maravillosas combinaciones de harina, huevo y
azúcar que, una vez horneadas, lo inundan todo con su cálido y dulce aroma.
Aspiro hondo mientras miles de coloridas bolas de caramelo me miran curiosas
desde el recipiente de cristal que reposa en el mostrador de la entrada. Me
llaman la atención tres bandejas verdes de cerámica dispuestas unas sobre otras
en forma de árbol de Navidad. Me enseñan unas traviesas madalenas disfrazadas
de nidos de pájaros, de flores imposibles y de tiernos animales. Tan esponjosas
como apetitosas desprenden un envolvente olor a frutos rojos, nueces, piña colada
y al chocolate más intenso. Detrás de ellas, al lado del horno, una cascada de
miel cae sobre unos bollos recién hechos que, aún calientes, la absorben y se
impregnan de su acaramelado sabor.<o:p></o:p></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-jqHTWUWoRwc/UJTp2Py4JGI/AAAAAAAAAOg/ovhAnKNkNu8/s1600/Cup_Pascua_500_00.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="cupcakes" border="0" height="132" src="http://1.bp.blogspot.com/-jqHTWUWoRwc/UJTp2Py4JGI/AAAAAAAAAOg/ovhAnKNkNu8/s200/Cup_Pascua_500_00.jpg" title="cupcakes" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://www.trespometes.com/index.php/recetario/dulce/cupcakes" target="_blank">Trespometes</a></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Corazones, estrellas, margaritas y tulipanes de azúcar se
codean con las ostentosas vitrinas de pasteles de todos los sabores. Bizcochos
de almendras con chocolate y leche de coco, deliciosas combinaciones de fresas
y nata, pasteles de manzana con canela y suculentos roscones con fruta
confitada imponen su autoridad y veteranía frente a nubes, cerezas, plátanos y
moras de goma que se amontonan unos sobre otros formando una inmensa tarta de
golosinas de cinco pisos que culmina con sendas piruletas de todos los colores.<o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Buñuelos de natas, crema, trufa y cabello de ángel se
disputan los mejores puestos en el expositor refrigerado. Por encima de ellos
sonríen las pequeñas mousses individuales que son verdaderas obras de arte a
base de frutas tropicales, merengue, virutas de cacao y chocolate blanco. A su
izquierda, una mesa de madera repleta de deliciosas y doradas roscas de
hojaldre bañadas con yema que están pidiendo a gritos un baño en una buena taza
de té o café.<o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-BXTQMNp5P6Y/UJTtC3lXEoI/AAAAAAAAAPE/us_lTMRs5_k/s1600/Hummingbirs_Cacao_01_400.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="132" src="http://1.bp.blogspot.com/-BXTQMNp5P6Y/UJTtC3lXEoI/AAAAAAAAAPE/us_lTMRs5_k/s200/Hummingbirs_Cacao_01_400.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://www.trespometes.com/index.php/recetario/dulce/tartas/155-cacao-cake-" target="_blank">Trespometes</a></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Los bombones tienen un estante propio y no comparten su
protagonismo con nadie. Envueltos por capas de vainilla, trufados con sabor a
tofe, rellenos de jugoso albaricoque, con sabor a grosella negra o bañados con
una mezcla de café y el mejor wiski
escocés. Esperan pacientes y en orden para poder llenar elaboradas cajas de
cartón que les llevarán a hacer las delicias de los paladares más exigentes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Tras de mi vuelve a sonar la campanilla mientras echo una
última mirada a las bandejas de crujientes galletas en forma de abanico y a las
pastas de té rellenas de delicadas mermeladas caseras. </span><o:p></o:p><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-size: x-small;"><i>*Esta palabra ha sido sugerida por Patricia. ¡Muchas Gracias!</i></span></div>
@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-66153162960013527122012-10-15T20:37:00.001+02:002012-10-15T20:37:24.432+02:00Con la L de Laberinto<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-WP6i-QtcxRc/UHxXXRw5C2I/AAAAAAAAAOE/G4DLP7DL37A/s1600/laberinto.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="laberinto" border="0" height="215" src="http://1.bp.blogspot.com/-WP6i-QtcxRc/UHxXXRw5C2I/AAAAAAAAAOE/G4DLP7DL37A/s320/laberinto.jpg" title="laberinto" width="320" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;">Hace ya bastante tiempo, yo habitaba en una pequeña aldea de montaña, a la que solo se podía acceder por una serpenteante carretera que ascendía durante más de diez kilómetros desde el núcleo urbano más cercano. Sus fundadores, gente brava y emprendedora, levantaron con sus propias manos once casas que, unidas a una más que destacable plaza central, recibieron el nombre de Aldeanueva del Alto Estrecho, en honor al angosto pero increible paisaje que les acojía. Mi madre me parió allí y allí me crie durante aproximadamente siete años. Desde pequeño anduve merodeando por aquellas tierras con mis tres hermanos, viendo a los aldeanos ir y venir del campo y sufriendo grandes apuros durante el crudo invierno que allí azotaba. No conocí otro cobijo que el pajar en el que nos acurrucábamos en busca de calor y donde nos alimentábamos con los manjares que algún bendito vecino nos dejaba en la puerta. Desconozco quien fue mi padre pero no debió ser éste un mal ejemplar puesto que siempre me han tildado de ser listo y hermoso como mi progenitor. Los años pasaron por aquellos verdes y espesos parajes y la aldea comenzó a menguar de manera alarmante. Me explicó mi madre que la falta de recursos y las pocas posibilidades de trabajo habían hecho que, uno a uno, los habitantes más jóvenes del lugar fueran desfilando hacia pueblos y ciudades cercanas. Nosotros permanecimos allí, fieles a nuestras raíces, al igual que los más ancianos, aquellos que casi se habían mimetizado con el lugar. Pero el carácter de nuestra gente se fue agriando ante la impotencia de ver como su adorada aldea se convertía en un difuso reflejo de lo que fue. Un buen día, recuerdo estar yo en la entrada del pueblo, husmeando entre los arbustos y siguiendo la pista de algún jabalí cuando lo vi llegar. Era un hombre alto y delgado que cargaba una inmensa mochila a sus espaldas. Su rostro enrojecido y sudado por el esfuerzo de la subida, albergaba unos inmensos ojos que, atónitos, observaban incrédulo la belleza del lugar. Paró justo a mi lado y me acarició la cabeza mientras me ofrecía un trozo de galleta. Me cayó bien aquel hombre y decidí seguirlo hasta la plaza del pueblo donde se encontró con don Jaime, el alcalde. Éste le convidó a unos tragos de vino en su casa y hablaron largo y tendido sobre los orígenes y la hermosura del lugar. Lo sé porque permanecí en la puerta escuchando, escondido tras las cortinas. En mi defensa debo alegar que poca cosa más se podía hacer por aquel entonces para distraerse. El forastero se instaló en casa de don Jaime, dispuesto a disfrutar unos días de todo aquello. Pasaron juntos muchas horas, bebieron muchos vasos de vino y, al cabo de cinco días, el alcalde aseguró, junto a la fuente de la plaza, que la vida en la aldea iba a cambiar de forma fortuita. En los días venideros fueron muchos los mozos que subieron, alentados por la mano de obra que allí se precisaba. Rápido se pusieron a trabajar a las órdenes del forastero, el señor Bartolomé que resultó ser un arquitecto de renombre y una eminencia en el campo de las matemáticas. Pasaron jornadas sudando bajo el sol de verano, azotados por las lluvias otoñales y sufriendo las ventiscas del crudo invierno. Bartolomé dibujaba planos, hacía números y daba órdenes al resto, que contagiados por su energía, se limitaban a obedecer. Yo me sentaba a diario en la entrada de aquel extraño lugar que se habían empeñado en construir y los veía cavar la tierra, plantar arbustos y levantar muros de piedra. Al mediodía, me acercaba a ellos y, con suerte, me llevaba algún trozo de bocadillo al estómago. Pero nunca me dejaron entrar al recinto mientras estuvo éste en construcción. Finalmente llegó el día de la gran inauguración. La noticia había corrido como la pólvora y una pequeña multitud se agolpó temprano, alrededor de aquel nuevo e insólito espacio. Los ojos expectantes de los lugareños se clavaban en don Jaime quien, ufano y luciendo sus mejores galas, cortó la cinta roja y dio por inaugurado el Laberinto de Aldeanueva del Alto Estrecho no sin antes advertir que les resultaría muy fácil entrar y muy difícil el poder salir. Estas palabras generaron aún mayor expectación entre el público, pues de todos es conocida esa fascinación humana por superar retos imposibles. Entre gritos y alborotos, grandes y pequeños, padres e hijos comenzaron a entrar como moscas en un tarro de miel. Yo me quedé en la puerta, esperando, dispuesto a observar las reacciones a su salida. Pero no observé absolutamente nada porque las horas se esfumaron, el sol dejó paso a la luna y yo permanecí solo mientras la noche caía sobre la aldea. A la mañana siguiente regresé temprano y del mismo modo procedí durante los siete días que estaban por venir. La fama de aquel laberinto imposible se extendió por varios kilómetros a la redonda, y los curiosos seguían llegando y adentrándose dispuestos a ser los primeros en conseguir la supuesta gran hazaña de volver a salir por el mismo lugar por el que acababan de entrar. Nunca entendí aquella rivalidad humana, esas ansias, aquel afán por superar cosas ridículas. Llegó el séptimo día y decidí entrar, en parte guiado por mi curiosidad y en parte en busca de aquellas manos que siempre antes nos habían procurado algún que otro alimento. Comencé a recorrer el entramado de calles dispuestas durante todo un año por los mozos que estuvieron a las órdenes del señor Bartolomé y en más de una ocasión acabé dándome de bruces contra setos y paredes que emergían en mitad del camino sin ningún sentido aparente. Desde mi canino punto de vista, me pareció todo de lo más absurdo. Caminé largo rato. Finalmente, gracias a mis instintos más básicos y sobretodo a mi buen olfato, pude dar con lo que parecía ser una plaza central (como si no tuviéramos ya una plaza en el pueblo) donde encontré a todos los paisanos discutiendo entre si, tratando de recrear su propio poblado dentro de aquella inmensa encrucijada. Parecían haber abandonado la posibilidad de salir y ahora centraban toda su energía en levantar de nuevo un gran lugar en el que vivir. Ladré y me hice ver; intenté que me siguieran con todas mis fuerzas pero ni uno solo de ellos hizo caso a un pobre perro ignorante y sin collar. Ni siquiera don Bartolome quien, contento como el primer dia que le vi, estaba ya enfrascado en dirigir las nuevas obras. Con relativa facilidad y mucha paciencia di de nuevo con la salida y rápidamente me acerqué a nuestro pajar en busca de mi familia. Y así fue como dejamos atrás la aldea más pequeña que albergó el laberinto más grande jamas contruido, lleno de humanos perdidos en su propia locura; habían olvidado de donde procedían y eso ya no era algo que les importara en demasía. </span>@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-39935073708735476242012-10-07T12:48:00.003+02:002012-10-13T11:20:41.192+02:00Con la S de Silencio<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-5GmiSioCcVs/UHFbaKQoDFI/AAAAAAAAANc/nqC1AtUwD18/s1600/silencio.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="silencio" border="0" height="150" mea="true" src="http://1.bp.blogspot.com/-5GmiSioCcVs/UHFbaKQoDFI/AAAAAAAAANc/nqC1AtUwD18/s200/silencio.jpg" title="silencio" width="200" /></a></div>
<br />
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
<span style="font-family: inherit;">Doña Mercedes agarraba la mano de su nieta fuertemente antes de cruzar cualquier calle. Estaba acostumbrada a ver a los chiquillos correr alegremente, arriba y abajo, por las tranquilas calles y plazas de su pueblo natal, pero allí, en la gran cuidad, entre automóviles que no respetaban nada, extraños transeúntes, el ruido de cláxones furiosos y enormes máquinas que taladraban el suelo sin cesar, se le antojaba un peligro y casi un pecado dejar suelta a una criatura inocente como lo era su nieta Inés. Ésta se dejaba hacer y en cada parada, mientras el semáforo permanecía en color rojo, se dedicaba a observar concienzudamente cada una de las venas que sobresalían de la huesuda mano de su abuela. ¡Manos de bruja!, le decía entonces entre carcajadas, y doña Mercedes se reía y se hacía la ofendida. Eran ciertamente unas manos escuálidas y hasta cierto punto arrugadas, pero le resultaban entrañables y le recordaban con cariño a su madre y a su abuela, gran pianista esta última; ellas las habían lucido exactamente igual en aquella época donde las caras eran caras y no burlas de bisturí. Aquel día se dirigían hacia el colmado para comprar harina y media docena de huevos con los que preparar una suculenta tarta, que haría, una vez más, las delicias de Inés. Avanzaron juntas un par de calles, sin hablar, porque doña Mercedes quería permanecer atenta a todos los peligros que pudieran acecharlas. Le parecía absolutamente inverosímil que a la gente le gustara vivir rodeada de todo aquel bullicio y griterío. De repente, Inés se sintió atraída por un pequeño cachorro de perro dálmata que le miraba desde el otro lado de la calle. </span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-nF6YBKHnwTo/UHFb6W6EZtI/AAAAAAAAANk/_e8hSN2zo30/s1600/cao-dalmata-300x287.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; cssfloat: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="cachorro dalmata" border="0" height="191" mea="true" src="http://1.bp.blogspot.com/-nF6YBKHnwTo/UHFb6W6EZtI/AAAAAAAAANk/_e8hSN2zo30/s200/cao-dalmata-300x287.jpg" title="cachorro dalmata" width="200" /></a></div>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
<span style="font-family: inherit;">Tenía una gran mancha negra que le cubría la mitad izquierda de su cabeza, mientras que en la otra mitad, resaltaba un redondo ojo negro sobre el pelaje blanco. Sin pensárselo dos veces, arrancó a correr hacia el dulce perrito, ajena a peligros y al susto que su abuela pudiera padecer. Tuvo suerte la inocente criatura pues no pasó ningún coche en aquel momento, mas no así su abnegada y precavida abuela, cuyo corazón no pudo soportar tamaño susto. Mientras Inés jugaba con el animal y se dejaba lamer, la escena se teñía de la más amarga de las tragedias y, en absoluto <strong>silencio</strong>, ella se desvanecía en la acera, víctima de un infarto.</span></div>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
<br /></div>
<br />
<em><span style="font-size: x-small;">*Esta palabra ha sido sugerida por </span></em><a class="pretty-link js-nav" data-send-impression-cookie="true" href="https://twitter.com/Tanitart"><em><span style="font-size: x-small;"><s><span style="color: #e27f99;">@</span></s><span style="color: #d02b55;">Tanitart</span></span></em></a><em><span style="font-size: x-small;">. ¡Muchas gracias! </span></em>
<div>
<a href="http://www.safecreative.org/work/1210132500937" xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" rel="cc:license"><img src="http://resources.safecreative.org/work/1210132500937/label/barcode2-72" style="border:0;" alt="Safe Creative #1210132500937"/></a></div>
@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-78153743607906606102012-09-06T20:46:00.000+02:002012-10-13T11:30:29.907+02:00Con la A de Aroma<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-GAUFQVKgCXA/UEju8whZI9I/AAAAAAAAAMA/17Ds-FwrB80/s1600/monstruos+boo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" height="200" src="http://1.bp.blogspot.com/-GAUFQVKgCXA/UEju8whZI9I/AAAAAAAAAMA/17Ds-FwrB80/s200/monstruos+boo.jpg" title="niña ojos redondos" width="108" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Aquellos pequeños ojos, oscuros y perfectamente redondos, me
miraban con absoluta devoción. Yo me sentía importante y me dejaba tocar sin
rechistar. Sus manos, suaves y aterciopeladas, me masajeaban sin descanso. Ella
se había encaramado a un tronco de madera, pulido y barnizado, que hacía las
veces de taburete. Tal era el entusiasmo de la pequeña criatura, que permití
que ésta me untara con un líquido pegajoso que, me aseguró, iba a dejarme un
tono mucho más dorado y brillante. No me importó que me pusiera unos cuernos
bien grandes. Los cuernos era con diferencia lo que más le gustaba a Enma. Supe
que se acercaba el momento de la sauna. Ella abrió la puerta y el calor comenzó
a escapar y a llenar la habitación de una sensación muy agradable. Yo esperaba
pacientemente. Desde mi posición veía la campiña por la ventana. Acababa de
llover y un tímido arco iris caía del cielo y se apoyaba al fondo, encima de
las últimas amapolas de la temporada. Enma me acompañó hasta el pequeño habitáculo,
me acomodó dentro y cerró la puerta. Yo observaba su carita a través de la
puerta acristalada. Su expectación era máxima. Arrastró una silla desde la mesa
de la cocina y se sentó frente a mí a esperar. Sus piececitos no llegaban al
suelo y se balanceaban nerviosos hacia delante y hacia atrás. Casi no
pestañeaba.</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit;">-Enma no hace falta que estés ahí sentada-, dijo su madre
mientras limpiaba todo lo que ella había esparcido para la ocasión. –Ya te
avisaré yo cuando esté listo-.</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit;">-¡No! Aquí estoy bien. ¡Quiero verlo! ¡Quiero verlo!-, gritó
con su cantarina voz infantil.</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Decidí hacer su espera más llevadera y lo impregné todo con
mi irresistible aroma a croissant recién hecho.</span></div>
<br />
<div><a href="http://www.safecreative.org/work/1209062300748" xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" rel="cc:license"><img src="http://resources.safecreative.org/work/1209062300748/label/barcode2-72" style="border:0;" alt="Safe Creative #1209062300748"/></a></div>@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-18712791895253202262012-08-30T11:30:00.000+02:002012-10-13T11:31:31.160+02:00Con la N de Nostalgia (final Discordia)<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="mso-ansi-language: ES;">Había escuchado su voz enlatada en
el contestador unas quince veces desde que su amigo perdiera la vida en el
hospital, en medio de una de las tormentas de nieve más fuertes de ese
invierno. Él respiraba y por lo tanto vivía, pero se sentía como una pieza desencajada
en medio de un engranaje de alta precisión. Recordó aquel cuerpo frío e
inmóvil, el de un amigo ya sin vida. Hubiera deseado llorar con él y no por él;
no por el inmenso vacío que les había dejado como legado; no por la sensación
de pérdida que avanzaba como un vertido de alquitrán y que ya manchaba el 95%
de su corazón. El 5% restante se ocupaba en seguir latiendo. Abrió su trozo de
armario. En eso siempre habían sido muy equitativos. Luego abrió la parte que
le correspondía a ella. Deslizó los dedos por sus vestidos, olió sus camisetas.
Se sentó en el borde de la cama y lloró solo. Amargamente.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="mso-ansi-language: ES;">El cuento había cambiado. Se había
reinventado en su propio papel. Ahora caperucita no temía al lobo. Se había
despojado de su capa y una noche más se divertía, bailaba y se dejaba querer.
No estaba acostumbrada a beber. Solo hacía una excepción con la cerveza
artesanal que fabricaba su suegro en casa, entre ollas, termómetros y
recipientes para fermentar. Tras la tercera copa, cayó de bruces en mitad de la
pista de baile. Un foco lila, rojo, azul, blanco... la iluminaba de forma
intermitente. Se llevó las manos a la cara. Le dolía la cabeza. Se arrastró
hasta un sofá algo apartado y permaneció sentada en el suelo, con la cabeza
apoyada sobre el tapiz agrietado del asiento. Entre luces, voces apagadas y la vibración
de los altavoces se quedó dormida.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="mso-ansi-language: ES;">Quizás era momento de empaquetar sus
cosas. La situación no parecía que fuese a revertir. Le pesaba no poderse
disculpar, hablar con ella. ¡Cuatro años no se podían haber esfumado con los
gritos que lanzaron al viento! <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Casi
había pasado una semana. Solo una semana pero toda una semana en la que no
había tenido noticias de ella. El tiempo era relativo pero en su caso el peso
de la impotencia aumentaba cada día unas cuantas toneladas más. Quería berrear
que la amaba. Que la necesitaba. Que aquello no tenía sentido sin ella. Quizás
era momento de enfriar la mente.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="mso-ansi-language: ES;">Se despertó en la habitación del
motel. No recordaba cómo había llegado pero supo que no quería despertarse allí ni
un día más. Había dejado de llover y un tímido color azul parecía querer tintar
el cielo. Puso el hervidor en marcha y se preparó una infusión de sobre. El
líquido caliente le reconfortó. Sintió una profunda nostalgia. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Miró el teléfono que permanecía en la mesita
junto a la cama. El paso del tiempo lo había dotado de un color amarillento
nada favorecedor. Todo allí era frío y decadente. Dejó el motel con una idea
muy clara y se dirigió a la estación de autobuses.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Era ya de noche. Estaba sentado
frente al ordenador cuando escuchó la llave en la puerta.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-v7Z2j-uSNwg/UD5Mbc3t0kI/AAAAAAAAALs/oHm82itKboQ/s1600/enamorados-dibujo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" height="193" src="http://1.bp.blogspot.com/-v7Z2j-uSNwg/UD5Mbc3t0kI/AAAAAAAAALs/oHm82itKboQ/s200/enamorados-dibujo.jpg" title="nostalgia" width="200" /></a></div>
<div><a href="http://www.safecreative.org/work/1208302192044" xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" rel="cc:license"><img src="http://resources.safecreative.org/work/1208302192044/label/barcode2-72" style="border:0;" alt="Safe Creative #1208302192044"/></a></div>@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-25236970996288710622012-08-27T11:50:00.000+02:002012-10-13T11:32:11.733+02:00Con la A de Accidente (4ª parte Discordia)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-n4yhiYVO05w/UDnV4LS1ZEI/AAAAAAAAALY/lyswXRsUNVQ/s1600/ilustracion-ambulancia-523x295.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" height="179" src="http://2.bp.blogspot.com/-n4yhiYVO05w/UDnV4LS1ZEI/AAAAAAAAALY/lyswXRsUNVQ/s320/ilustracion-ambulancia-523x295.jpg" title="Accidente" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;"></span></span> </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Una bolsa enorme de adrenalina
explotó dentro de él al ver el símbolo del sobre en la pantalla. De repente tenía
la sensación de haber dormido tres horas más y de haber tomado cinco cervezas
menos. Casi con miedo apretó la tecla central de su Nokia 3510, una pequeña
joya que había conseguido conservar desde hacía más de diez años. A pesar de la
nuevas tecnologías y del bombardeo mediático, él se había mantenido fiel a un
pequeño y simple aparato, sin embargo no conservaba a quien más había querido. El
mensaje era de su hermano. El mejor amigo de ambos había sufrido un accidente.
Estaba muy grave. Más mierda. Cogió su chaqueta y corrió escaleras abajo. El
siguiente mensaje quedó sin leer, dentro de una antigua joya, depositada en el
bolsillo de sus tejanos.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Se despertó casi a mediodía. No
sabía en qué momento pero se había quedado profundamente dormida. Soñó con
gatos que peleaban y arañaban corazones. Caían éstos rotos en mil pedazos, en
forma de lluvia. Ella trataba de alcanzar todas las piezas pero le resultaba
imposible ya que se deshacían en contacto con el suelo. Se incorporó en la cama
y buscó a tientas el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>móvil debajo de la
almohada. No había respuesta. Chequeó la bandeja de salida con la esperanza de
encontrar algún error en el envío. Pero todo era correcto. El teléfono había
cumplido su misión. Eran ellos los que no funcionaban o, mejor dicho, los que
habían dejado de funcionar de la noche a la mañana, como un mal juguete chino.
Y estos juguetes rara vez tenían reparación.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Llegó al hospital en veinte minutos.
El aire flotaba espeso y cargado de tragedia. Se abrazó con la novia de su
amigo accidentado. Estaba destrozada y se agarró a él fuertemente. Entre sus
sollozos recogió la inmensa pena, la rabia y la desdicha que estaba sufriendo.
El último parte no era positivo. Permanecía en coma con respiración asistida.
Sintió como su corazón ya agrietado se rompía un poco más. Pensó en ella, en
donde estaría y deseó tenerla cerca, protegerla, oler su cuello, ver sus labios
siempre pintados de rojo, escapar juntos de todo aquel desastre. No importaba
la dirección; necesitaban un lugar donde pudieran soldar tantos pedazos rotos,
donde poder esconderse para<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que nada ni
nadie les arrebatara esa unión. Se secó las lágrimas de los ojos y se puso la
bata verde. Podían entrar a verlo cinco minutos.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Se estaba ahogando en su propia
melancolía. Era pegajosa y asfixiante. Abrió la ventana. Quiso tirar su Blackberry
y verla reventar en mil pedazos, para que algo más que su corazón estuviera
roto. No lo hizo. Permaneció unos minutos bajo el agua helada de la ducha,
hasta que la piel empezó a enrojecerse. Sintió cada una de las gotas y las absorbió
como una planta olvidada tras unos días de verano. Buscó entre la poca ropa que
había traído. Se vistió con uno tejanos azules y un jersey verde de cuello
alto. Se puso su abrigo rojo y agarró la bolsa aún sin deshacer. Pasaría unos
días fuera de la ciudad, lejos de todo. Lejos de ese absurdo teléfono.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Salió abatido pero decidido a
solucionarlo todo. Al menos a intentarlo. Pulsó lo números en su Nokia. Con
decisión.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="mso-ansi-language: ES;">El teléfono vibró seis veces en la
mesita de noche. </span><span lang="EN-US">Después saltó el contestador.</span></span><br />
<br />
Continua <a href="http://www.carolcolomer.blogspot.com.es/2012/08/con-la-de-accidente-4-parte-discordia.html">Con la N de Nostalgia</a></div>
<div><a href="http://www.safecreative.org/work/1208272176815" xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" rel="cc:license"><img src="http://resources.safecreative.org/work/1208272176815/label/barcode2-72" style="border:0;" alt="Safe Creative #1208272176815"/></a></div>@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-70141014650519766492012-08-24T20:53:00.000+02:002012-10-13T11:33:59.753+02:00Con la A de Aullido (3ª parte Discordia)<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Habían pasado ya tres agónicos días
en los que el cielo parecía más gris, las noches más oscuras, la música más
triste y las personas más lejanas. Tras la caída, permanecía rota dentro de un
gran agujero negro y todavía nadie había podido siquiera agarrarle la mano. El
agua repiqueteaba en el cristal. No dejaba de llover desde la fatal disputa
pero ella se sentía más seca y menos viva que nun ca. Miraba impasible por la
ventana, incapaz de moverse. Su madre asomó la cabeza por la puerta de su
antigua habitación.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Ocho cervezas vacías llenaban la
mesa. El camarero depositó dos más, recién abiertas, mientras recogía los
botellines ya apurados. Llevaba tres días con la misma dinámica y no sabía
cuantos más podría seguir ocultándose su propia verdad. Palmadas en la espalda,
comentarios grotescos, risas alcoholizadas, planes alocados... él se dejaba
acompañar por amigos y compañeros hasta llegar a un nivel de semiinconsciencia
que le permitía soportar toda aquella mierda. Una mierda llena de vacíos, de
imágenes, de gritos y de almas rotas. Sintió la necesidad de lanzar un aullido,
de señalar su propio territorio, de atraer a su hembra, de ahuyentar sus
miedos. Ya en sueños, gruñó de forma desesperada.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;"></span></span> </div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-LyTRXWuj_bQ/UDfMkMubtvI/AAAAAAAAALE/KaGntSzKqYQ/s1600/lobo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: inherit;"><img alt="" border="0" height="199" src="http://4.bp.blogspot.com/-LyTRXWuj_bQ/UDfMkMubtvI/AAAAAAAAALE/KaGntSzKqYQ/s200/lobo.jpg" title="Aullido" width="200" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;"></span></span> </div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Una pelea de gatos la despertó en
plena noche. Se imaginó a los felinos enzarzados como ellos tres días atrás...
Ya no deseaba más alaridos. Necesitaba ronronear cálida y apaciblemente en su
casa, en su sofá, en su regazo... La pantalla del móvil permanecía oscura. Su
propio orgullo le impedía dar el primer paso. Anhelaba que él lo hiciera aunque
su parte más racional, la del cuento truncado, no depositaba en ello demasiadas
esperanzas. En un arrebato cogió el teléfono y al cabo de unos minutos lo escondió debajo
de la almohada, con una mezcla de vergüenza y esperanza. No sabía si estaba
preparada para afrontar cara a cara la respuesta del aparato.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="mso-ansi-language: ES;">Se despertó con la lengua hinchada,
la piel reseca y un más que incómodo martilleo en ambas sienes. Se estaba
empezando a acostumbrar a ese malestar. Afuera continuaba lloviendo. Dentro
continuaba todo lo demás. Se arrastró hasta la cocina y se preparó un café
extra largo, bien cargado, como los que ella le solía preparar. Buscó el móvil
con la vista, como quien busca un punto de luz al final de un largo túnel. Lo
recogió del suelo donde lo habría lanzado al llegar, junto con los otros restos
de la noche anterior. </span><span lang="EN-US">Tenía un mensaje por leer.</span></span><br />
<br />
Continua <a href="http://www.carolcolomer.blogspot.com.es/2012/08/con-la-de-accidente-4-parte-discordia.html">Con la A de Accidente</a></div>
<div><a href="http://www.safecreative.org/work/1208242167553" xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" rel="cc:license"><img src="http://resources.safecreative.org/work/1208242167553/label/barcode2-72" style="border:0;" alt="Safe Creative #1208242167553"/></a></div>@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-61231690025666229912012-08-22T16:28:00.001+02:002012-10-13T11:34:45.271+02:00Con la C de Caperucita (2ª parte Discordia)<em><span style="font-family: Arial;"></span></em><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Avanzó por la calle. Se resistía con
todas sus fuerzas a girar la cabeza y mirar hacia arriba. Sentía como los ojos
de él se clavaban en su espalda. Llegó hasta la estación de metro. Hasta el
punto cero de su relación. Allí se conocieron y, a ochocientos metros,
decidieron vivir juntos cuatro meses después, en un impulso emocional y
romántico, casi de guión de película. Ahora el cuento de papel se había quemado
y ella parecía andar entre sus cenizas. Sintió frío.</span><span style="font-family: inherit;"> <span style="font-family: Calibri; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">Sacó
su bufanda, también roja, y se la envolvió alrededor del cuello, cubriéndose en
parte el pelo con ella.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Se sintió tentado a salir corriendo.
A atraparla en mitad de la calle para no dejarla escapar. Imaginar su sonrisa,
siempre sincera y reconfortante, y pensar en una posible reconciliación le
tranquilizó al instante, le dio fuerzas. Al ir a salir por la puerta vio la
foto en<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el suelo; antigua felicidad
rodeada de cristales rotos. Lágrimas, gritos, odio y destrozos volvieron a su
cabeza. Un puzzle de discordia donde finalmente todo había encajado. Se quedó
inmóvil de nuevo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y encendió otro
cigarrillo.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Bajó el primer escalón. Indecisa.
Todo aquello tenía que ser por fuerza una pesadilla. Por un lado deseaba coger
el primer tren y desaparecer de la historia. Ser una espectadora ocasional. Por
otro lado deseaba que su mano la agarrara por el hombro y que él la envolviera
entre sus fornidos brazos. ¿Podría olvidar todo lo que se habían dicho? Seguía
nevando. Finalmente miró hacia su balcón. Él no estaba. Los transeúntes
observaban curiosos a aquella chica empapada, de abrigo rojo que, bajo un manto
de nieve, lloraba agarrada a una bolsa de viaje. Una <span style="color: red;"><strong>caperucita</strong></span> moderna con
final infeliz.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-ihR-GdzUX3M/UDTpAh8FvVI/AAAAAAAAAKw/Bp2Zcgc58_g/s1600/imagencaperucitaroja4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: inherit;"><img alt="" border="0" height="169" src="http://2.bp.blogspot.com/-ihR-GdzUX3M/UDTpAh8FvVI/AAAAAAAAAKw/Bp2Zcgc58_g/s200/imagencaperucitaroja4.jpg" title="caperucita moderna" width="200" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<br /></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Rescató la foto y la dejó encima de
la barra de la cocina. Sonreían. Era verano. Su primer verano juntos. Habían
dibujado un corazón de arena entre los dos. Ahora el corazón se le antojaba un
reloj que había dejado escapar su contenido, indicando el fin de una unión.
Giró la foto, como si el reloj pudiera volver a contar desde la otra posición.
¿Sería igual de fácil rescatarla a ella de entre tanto cristal roto?</span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Cogió el siguiente metro</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Se guardó la foto.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
Continua <a href="http://www.carolcolomer.blogspot.com.es/2012/08/con-la-de-aullido-3-parte-discordia.html">Con la A de Aullido</a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<br /></div>
<div><a href="http://www.safecreative.org/work/1208222156546" xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" rel="cc:license"><img src="http://resources.safecreative.org/work/1208222156546/label/barcode2-72" style="border:0;" alt="Safe Creative #1208222156546"/></a></div>@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-784489104305217962012-08-19T14:40:00.001+02:002012-10-13T11:35:14.904+02:00Con la D de Discordia<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit; mso-ansi-language: ES;">Cerró la puerta de golpe. Enojada.
Rabiosa. El corazón le latía muy por encima de lo normal y de lo considerado
clínicamente aceptable para sobrevivir unos cuantos años más. Se llevó las
manos a la cara, en un intento de cegar la realidad. Pero ésta permanecía allí.
Justo detrás de esa puerta que ahora aguantaba el peso de su pequeño y
tembloroso cuerpo.</span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit; mso-ansi-language: ES;">Él se quedó un momento de pie,
tratando de asimilar todo lo que había ocurrido en ese apartamento que ambos habían alquilado cuatro años y medio atrás. Cogió el
tabaco del bolsillo de la chaqueta mientras volvía a encontrarse con el
silencio después de aquel sonoro portazo. Buscó el mechero y encendió un
cigarrillo. Dio una larga calada. Dejó salir el humo lentamente por su boca,
capaz ésta de lanzar los improperios más inverosímiles según acaba de comprobar.
¿Cómo habían llegado a ese infierno?</span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit; mso-ansi-language: ES;">Las lágrimas resbalaban decididas
por su cara y caían sobre el suelo frío del rellano, formando un pequeño charco
de desavenencias y desilusión. Seguía agarrada al pomo metálico, incapaz de
asimilar tanta diferencia enquistada por los años. Nunca antes había visto esa
rabia en sus ojos, unos <span style="font-family: inherit;">ojos marrón avellana, grandes y redondos, que le habían
hecho suspirar en más de una ocasión.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Salió al exterior. Necesitaba aire.
Necesitaba espacio. No sabía lo que realmente necesitaba. Recorrió el balcón
varias veces, arriba y abajo, como enjaulado, desorientado en esos ocho metros
cuadrados. Finalmente apoyó sus manos en la barandilla metálica. Sintió el
helor del metal y los primeros copos de nieve se fueron depositando sobre su
piel aún tostada por ese último viaje; una última carta que habían querido
jugar, pero que ya presagiaba esa desunión. Miró su muñeca, que aun conservaba
la pulsera verde del 'todo incluido'. Todo no había sido suficiente.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">La bolsa permanecía a sus pies. La
cremallera, mal cerrada por las prisas y el descontrol, dejaba entrever parte
de una vida ahora dividida. ¿En qué lugar quedaban ellos entre tanto reproche?
Se habían atizado como nunca. Verbalmente. Como si hubieran dejado salir una
habilidad innata pero desconocida, capaz de herir de una forma brutal y casi
deshumanizada. Dudó si llevarse o no todo aquel lastre con ella.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;">Se sentía cansado y mareado. Nevaba
ya con intensidad cuando la vio pasar. Reconoció su abrigo rojo de franela y
ese pelo caoba en el que tantas veces se había zambullido. Le sobrevino el
aroma que solía desprender y sintió como un escalofrío le recorría la espalda.
Trató de tocar su melena con la mano, en la distancia, mientras ella desaparecía
para siempre entre la nieve y el vapor que salía de las alcantarillas. Tras de
si, dejó un halo de infelicidad que le invadió las entrañas.</span> </span><br />
<span style="font-family: Arial;"><em>Continua<a href="http://www.carolcolomer.blogspot.com.es/2012/08/con-la-c-de-caperucita-2-parte-discordia.html">Con la C de Caperucita</a></em></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-NiKCsKnrl0M/UDDX_XH3s0I/AAAAAAAAAKc/BuiduJjlIPk/s1600/ruptura.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" height="184" src="http://3.bp.blogspot.com/-NiKCsKnrl0M/UDDX_XH3s0I/AAAAAAAAAKc/BuiduJjlIPk/s320/ruptura.jpg" title="Discordia" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<br /></div>
<div><a href="http://www.safecreative.org/work/1208192139822" xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" rel="cc:license"><img src="http://resources.safecreative.org/work/1208192139822/label/barcode2-72" style="border:0;" alt="Safe Creative #1208192139822"/></a></div>@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-65357620424156595362012-08-02T20:48:00.000+02:002012-08-02T20:52:16.044+02:00Con la V de Verano<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-Fpuz6qI6JIs/UBrA3hCn4-I/AAAAAAAAAJQ/ovwX0Oy9wf4/s1600/shot_1343753677440.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a></div>
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-Fpuz6qI6JIs/UBrA3hCn4-I/AAAAAAAAAJQ/ovwX0Oy9wf4/s1600/shot_1343753677440.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><br />
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-Fpuz6qI6JIs/UBrA3hCn4-I/AAAAAAAAAJQ/ovwX0Oy9wf4/s1600/shot_1343753677440.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="http://2.bp.blogspot.com/-Fpuz6qI6JIs/UBrA3hCn4-I/AAAAAAAAAJQ/ovwX0Oy9wf4/s200/shot_1343753677440.jpg" width="200" /></a><span style="font-family: inherit;"><span style="mso-ansi-language: ES;">Calor. Tomar el sol. Echarse una
siesta entre sombrillas. Ensaladas, gazpachos y tortillas. Grillos y cigarras.
Beber cerveza y darse duchas heladas. Cremas solares. Bañadores. Pescadito
frito y ruido de ventiladores. Devorar libros en hamacas. Tomar el aperitivo en
chanclas. Boquerones en vinagre. Mercadillos ambulantes. Uñas multicolores
junto a puestos de melones. Levantarse tarde. Copas de vino. Chapuzones en el
río. Atardeceres de girasoles. Camareros sirviendo platos de mejillones. Gafas
de sol, gorras, bikinis y mini pantalones. Top less. Sombreros de paja. El
suelo lleno de pinaza. Partidos de palas. Sardinas a la brasa. Piscinas con
trampolines. Coco y jarras de limonada. El pelo mojado. Pijos en catamaranes. Sofritos de paella y platos de calamares. No tener prisa por acostarse. Sexo
con extranjeros. Amores pasajeros. Fiestas populares, horchatas y granizados. Viajantes
enamorados. Verbenas con<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>farolillos.
Repelentes y velas antimosquitos. Tormentas de verano. Excursiones en
barca.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Olas que te estallan en la cara. </span><span style="mso-ansi-language: ES;">Cantimploras,
hormigas, helados. Quinceañeros hormonados. Moscas. Cubos y palas. Pequeñas
barcas amarradas. Chiringuitos con terraza. Sangría. Gajos de sandia. </span><span style="mso-ansi-language: ES;">Nudistas
satisfechos y aprendices de exhibicionista. Berberechos. Piscinas naturales. Niños
surfeando sobre colchonetas hinchables. Noches calurosas llenas de picadas
rabiosas. Campings con banderolas. Cámaras de fotos. Barbacoas con latas de coca
cola. Ventanas abiertas que reciben música de orquesta. Paseos en bicicleta. Poner
la toalla en una playa repleta. Cucuruchos y leche merengada. Viajar en auto
caravana.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Las olas del mar. Arena en las
manos. </span><span style="mso-ansi-language: ES;">P</span><span style="mso-ansi-language: ES;">uestas de sol. </span><span lang="EN-US">El tinto. <strong>De verano</strong>.</span></span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-hTcT0mCjSIk/UBrAbXHmBcI/AAAAAAAAAJE/k-d2UarlsBY/s1600/IMGP0835.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="150" src="http://4.bp.blogspot.com/-hTcT0mCjSIk/UBrAbXHmBcI/AAAAAAAAAJE/k-d2UarlsBY/s200/IMGP0835.JPG" width="200" /></a><a href="http://2.bp.blogspot.com/-IrppL9NTvXc/UBrKcA6joOI/AAAAAAAAAKI/a7heKFc7GwE/s1600/C360_2012-05-03-09-46-24.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="150" src="http://2.bp.blogspot.com/-IrppL9NTvXc/UBrKcA6joOI/AAAAAAAAAKI/a7heKFc7GwE/s200/C360_2012-05-03-09-46-24.jpg" width="200" /></a><a href="http://2.bp.blogspot.com/-OjXg034oI6o/UBrBDZ1r5wI/AAAAAAAAAJg/fOSepUBQFxE/s1600/IMG_0222.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="150" src="http://2.bp.blogspot.com/-OjXg034oI6o/UBrBDZ1r5wI/AAAAAAAAAJg/fOSepUBQFxE/s200/IMG_0222.JPG" width="200" /></a></div>
<br />@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-34895330595187345242012-07-19T21:33:00.000+02:002012-07-19T21:33:07.722+02:00Con la S de Saboteadores<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-5V-_E1q7s64/UAheNRdu4bI/AAAAAAAAAIo/La-uECqkOVY/s1600/Periodistas-1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="236" src="http://4.bp.blogspot.com/-5V-_E1q7s64/UAheNRdu4bI/AAAAAAAAAIo/La-uECqkOVY/s320/Periodistas-1.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
No estamos solos. Y no estoy hablando de objetos voladores
ni de personajes con dedos larguiruchos. Me refiero a otra casta. Seres
despreciables, desafiantes y bastante noctámbulos. Unos parásitos tan
inoportunos<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>como poco deseados. <strong>Los
SABOTEADORES</strong>. Dicho así, hasta parece cómico. Podría tratarse de una serie de
dibujos animados donde unos ratones con gabardina tratan de hacer la vida
imposible a unos simpáticos felinos. Pero resulta que los gatitos duermen
plácidamente en sus cestas mientras estos especimenes nos escogen al azar y se
instalan en nuestras casas, en nuestros coches y, sobre todo ¡en nuestras
camas! ¿Perdón? ¿He dado yo permiso para que nadie se meta en mi cama? Pues ahí
están, chupando nuestra energía cual parásitos y taladrando a sus anchas con
cualquiera de sus frases preferidas. ¡Hasta se han hecho varios grupos en
Facebook!: 'Yo también se que NO PODRÁS', 'Eres guapa, si, pero de cara a la
pared', 'Si dos más dos son cuatro, tu eres un cero a la izquierda' o 'Si no
puedes diferenciar entre “A VER” y “HABER” mereces morir'. Hace una semana me
envalentoné. Estaba demasiado habituada a escuchar y a dejarme manipular por mi
saboteador particular. Pensé ¿por que no vernos? Uno frente al otro. Ponerle
rostro de una vez. Parlamentar cara a cara. ¿Que digo parlamentar? Dejarle bien
anclados los puntos sobre las íes. Al principio me puse muy nerviosa. Luego un
poco más. ¿Como sería? ¿Qué le iba a decir? y lo más importante ¿qué me pondría
para la cita? ¿Seductora a lo femme-fatale? ¿Debería llevar un látigo o una
recortada? ¿Vestirme quizás como Lisbeth Salander para intimidar? Sin tener aún
claro el atuendo, me armé de valor. Le dejé una nota encima de la almohada. 'Si
tienes lo que hay que tener, nos vemos hoy en la cocina. A las 10pm'. Y me fui
a trabajar más hinchada que un pavo real.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Os resumo más o menos como transcurrió el día: 9am. Me muerdo las uñas.
9.40 am. Me arrepiento. 11.25 am. Pienso en un discurso convincente encerrada
en el baño. 12.09pm. Me arrepiento. 13.14pm. Practico unas patadas de karate
mientras me como un sandwich en el parque. 13.17pm Miro desafiante a un par de
niñatos que no paran de reírse de mi. 17pm. Sigo pensando en el modelo que me
voy a poner. 17.15pm. No lo tengo nada claro. 19.07pm Me acabo de comprar un
nuevo vestido. Negro. Neutro pero elegante. Antes muerta que sencilla. 20.10pm.
Me doy una ducha. 20.45pm. Ceno algo. Tengo un nudo en el estómago. 21.35pm.
Practico contorsionismo mientras trato de subir yo sola la cremallera del
vestido. 22pm. Abro la puerta de la cocina. Ahí está. Es un ¡PRP!</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
No me lo podía creer. ¡Se trataba de un Pepero Repeinado
Prepotente! ¿Así que ese era mi saboteador? Ni siquiera era muy alto y tenía de
seductor lo mismo que Rajoy en bañador y calcetines. Por no hablar de ese pelo
engominado y de una sonrisa más falsa que el propio Judas. ¿Entonces? ¿Por que
narices me había dejado yo engatusar por un ser así? La repuesta la obtuve al
instante y duró una hora de reloj, la misma que él usó para monologar sobre
cómo anular al prójimo y no tener remordimientos de conciencia. Aguanté
estoicamente, aunque la paciencia nunca ha sido uno de mis grandes dones.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Cuando no pude más, me levanté y, mirándole a
los ojos, le dije lo más claro que pude que una tiene un aguante, pero que el
día que me cabreo, me transformo en humo negro y ¡no respondo! Reconozco que en
mi afán por mantener la calma y la cordura no logré controlar el volumen de
decibelios que salieron por mi boca. Fuera por lo que fuese mi pequeño engominado
quedó fuera<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de juego durante unos
segundos y allí estaba yo, preparada para aprovechar ese momento de debilidad.
Mentalmente, y sin despeinarme, levité al más puro estilo Matrix. Le asesté dos
buenas patadas allá donde más duele y rematé con un codazo en la clavícula.
Luego me transformé en Jackie Chan, trepé por las paredes y, dando un mortal
hacia atrás, caí sobre sus hombros para dejarlo completamente noqueado. A la
práctica, le espeté que no quería volver a encontrármelo por ahí. Que no había
sitio para los dos (y menos cuando ya soy humo acalorado) y que yo misma le
ayudaría a encontrar otro lugar para vivir. Tal fue mi determinación que no
hubo lugar para réplicas. Y así lo hice. Le encontré un ático pequeño pero
acogedor. Sin demasiadas vistas. 'Ideal Saboteadores' ponía el anuncio. Hace
una semana que se mudó y nada más he sabido de él. Pero no soy ilusa. Otro Saboteador/a
puede llegar en cualquier momento.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Estoy
preparada. Tengo el vestido, la técnica y el discurso pero sobre todo tengo
muchas más cajas que almacenar en el altillo.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-MB3vgr9iCok/UAheQsdAJPI/AAAAAAAAAIw/ZYJWLocA7V4/s1600/humo+negro.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="193" src="http://2.bp.blogspot.com/-MB3vgr9iCok/UAheQsdAJPI/AAAAAAAAAIw/ZYJWLocA7V4/s200/humo+negro.jpg" width="200" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
Me llaman Humo. </div>@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-66749947499613403632012-07-08T13:35:00.000+02:002012-08-29T17:16:31.274+02:00Con la B de Belloza<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-zKwfssejlUs/T_lvFZ_1YEI/AAAAAAAAAIU/_9xJwYbpnuM/s1600/IceAge3Render2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="195" src="http://3.bp.blogspot.com/-zKwfssejlUs/T_lvFZ_1YEI/AAAAAAAAAIU/_9xJwYbpnuM/s200/IceAge3Render2.jpg" width="200" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
El otro día me dijeron que todos llevamos una bellota en nuestro interior. Una bellota única y dispuesta a convertirse en el mejor de los robles si sabemos cuidarla adecuadamente. Todos los recursos para hacerla crecer residen en nuestro interior, y en nuestras manos está el hacer el mejor uso de ellos. Que cada bellota es única y que en esa exclusividad reside nuestro especial e irresistible poder de seducción. Reconozco que me quedé un tanto perpleja ante esta revelación ¿Seducir con una bellota? El mero hecho de juntar estas dos palabras me descolocó. Una bellota no brilla, no reluce, ¡no atrae las miradas! ¿Cómo demonios iba a seducir con una bellota? Si me hubieran dicho que todos tenemos un magnífico cristal de Swarovski le hubiera encontrado más sentido. ¿Pero una bellota? ¿La misma que trae loca a la ardilla de Ice Age? Nunca me he considerado una persona especialmente seductora. Yo creo que no tengo bellota - dije. Para ser sinceros, lo primero que me pasó por la mente fue que yo debía tener una pipa pequeña y que por eso no la encontraba. Lo segundo que a mi me gusta mucho el color naranja, así que yo prefería tener una pipa de calabaza en lugar de una dura bellota marrón. Lo tercero fue que quizás estaba perdiendo el norte entre tanto fruto. Me insistieron una vez más. Yo tenía una preciosa bellota dentro de mí y que me podía pasar toda la vida tratando de cambiar bellota por pipa pero que eso no me llevaría más<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que a una lucha sin fin y a un desgaste energético que me iba a privar de toda felicidad. ¡Eso si que no! Si mi felicidad pasa por regar a una bellota, yo la riego como la que más. Pensé entonces en mi pobre bellota maltratada y abandonada durante tantos años<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y en cómo serían las bellotas de Claudia Schiffer, de Cindy Crawford o de la mismísima Sara Carbonero. Ellas debían haber cultivado un magnífico roble desde hacía mucho tiempo. Sin embargo yo seguía algo reticente. A Paris Hilton fijo que le dieron Swarovski en lugar de bellota al nacer. Eso, o había sido suficientemente inteligente como para cultivar el mejor de los robles y cambiarlo luego de estraperlo por joyas y mansiones. Pero si bellota y seducción no me habían encajado en un inicio, Paris Hilton e inteligencia no lo harán nunca. Así que me fui camino a casa pensando en mi pequeño y recién encontrado fruto ¡que no era un fruto cualquiera! Era el fruto capaz de volver loco al mejor de los cerdos ibéricos. Y me sentí bien, fuerte y hasta un poquito seductora. Después de buscar cómo cultivar un roble en Internet y de enterarme entre otras cosas que a los pobres no les gustan los veranos demasiados secos ni los ambientes donde haya poca humedad, le proporcioné agua y tierra en abundancia. Nos fuimos a descansar las dos. Dormimos plácidamente, en mi caso, mejor que nunca. </div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
A la mañana siguiente me miré al espejo y vi una gran <strong>BELLOZA</strong> en mi interior.</div>
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<br /></div>
@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-29809068755892292302012-06-14T21:52:00.000+02:002012-06-14T21:52:57.345+02:00Con la L de Lengua de Trapo (final)<span style="font-family: Arial;">Al principio me indigné muchísimo, luego también. Pero, pasadas unas horas, pensé que el perro debía ser incompatible con la criatura y tampoco era cuestión de echarlo a la calle. Así que aprendí a sobrellevarlo. Además, desde nuestra nueva ubicación, teníamos una visión privilegiada para curiosear sobre todo lo que acontecía en la planta baja. Yo pasaba las horas espiando a las nuevas vecinas, en parte para matar el rato y en parte para no tener que ver la sonrisa simplona en el rostro de Boby. Entre ellas tampoco se llevaban bien. Eso saltaba a la vista. El bebé daba un poco de pena. Nunca decía nada y siempre estaba solo. La madre andaba más preocupada en cambiarse de ropa y probarse unos nuevos tacones que en prepararle el biberón. La chiquilla, por su parte, era un tanto estrambótica. Tenía el pelo de color azul y casi siempre lo llevaba recogido en dos coletas. Un vestido brillante, excesivamente corto para su edad, y unas botas que le llegaban hasta las rodillas de unas piernas de adolescente anoréxica. Andaba todo el día con los cascos puestos, ignorando todo y a todos. Pese a eso, María se esforzaba en hacerlas sentir bien y, tal y como acostumbraba a hacerlo conmigo, les preparaba deliciosas infusiones, se ofrecía para peinarlas y se las llevaba de paseo. A veces cogían el coche rosa pero a menudo no y, en esas ocasiones, yo me veía más que tentada de sentarme al volante y seguirlas disimuladamente para ver hasta donde llegaban y lo que hacían. Pero al final nunca me atreví. Sus salidas se fueron distanciando en el tiempo, así que yo también me olvidé de mis ansias detectivescas. María seguía saliendo, pero ellas se quedaban en casa haciendo prácticamente nada.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span style="font-family: Arial;">Cual fue mi sorpresa, cuando un día subieron madre, hijo y niñata para quedarse. ¡No me lo podía creer! Ahora sí que íbamos a estar apretados. Boby contento, como siempre, exhibiendo lengua y sonrisa; pero yo poco más podía disimular. Los únicos momentos soportables eran los que empleábamos en acudir a clase. Bajábamos juntos y Maria destinaba su tiempo libre a enseñarnos cosas muy diversas. En ocasiones era un poco estricta con los ejercicios, pero en general estábamos todos satisfechos con las lecciones. El espacio y los recursos eran limitados; nos sentábamos como podíamos entre el suelo y la cama, y ella nos instruía haciendo uso de una pizarra no demasiado grande que se sostenía sobre un caballete bicolor.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span style="font-family: Arial;">Pero también estos momentos se fueron perdiendo, María andaba cada vez más ocupada y ya no podía prestarnos tanta atención. Se aficionó a la música y colgó en las paredes fotos y más fotos de gente desconocida que tocaba guitarras y agarraba micrófonos. Por aquel entonces María se reunía con sus amigas en casa; ponían música y se pintaban creyendo ser cantantes y bailarinas. Danzaban hasta caer extenuadas y les parecía la cosa más excitante del mundo. Yo seguía observando desde las alturas, incapaz de comprender tal divertimento. Y aún lo entendí menos cuando en lugar de reunirse, simplemente se llamaban por teléfono y se pasaban horas y horas hablando y haciendo planes para ir a tal o cual concierto. Si eso era algo tan maravilloso, ¿por qué no se dignó nunca a llevarme a alguno?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span style="font-family: Arial;">Durante una de mis tediosas jornadas de chismeo y observación me pude percatar de cómo sacaban por la puerta la mesa azul en la que tantas tardes habíamos apoyado nuestras tazas de porcelana. Y recordé con nostalgia las risas, las sesiones de peluquería y la complicidad que existió entre ella y yo. Se llevaron también la cama, y el armario de María que más de una pesadilla le había ocasionado; algunas noches, hace ya mucho tiempo, lo miraba y me contaba historias de monstruos que habitaban dentro de él. Según ella, eran peludos, malvados y se alimentaban de niños en la oscuridad. Entonces me abrazaba fuerte y cerraba los ojos hasta que caía dormida mientras escuchaba canciones entonadas por su madre.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span style="font-family: Arial;">Fue esta misma mujer la que un buen día subió a nuestro piso. Se quedó de pie delante de nosotros y, mirándonos fijamente a los ojos vociferó:<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span style="font-family: Arial;">-¡María! Tenemos que sacar los pósters de la pared y la estantería que tienes encima de la cama para poder pintar tu habitación. ¿Qué quieres hacer con lo que tienes en ella?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span style="font-family: Arial;">-¡No lo sé! ¿Qué hay?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span style="font-family: Arial;">-¿Por qué no vienes y lo ves tú misma? ¡Estoy aquí subida en la escalera!<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span style="font-family: Arial;">-¡Ahora no mamá! Que estoy jugando a <st1:personname productid="la Wii." w:st="on">la Wii.</st1:personname><o:p></o:p></span><br />
<br />
<span style="font-family: Arial;">-Hay una Barbie canguro con bebé incluido, la muñeca pelirroja que te regalaron al nacer, un perro de peluche que ahora no recuerdo de donde salió y <st1:personname productid="la Winx Musa" w:st="on">la Winx Musa</st1:personname> de pelo azul.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span style="font-family: Arial;">-¡Tíralos!- gritó María desde el comedor.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span style="font-family: Arial;">-Y con el coche de <st1:personname productid="la Barbie" w:st="on">la Barbie</st1:personname> que tanto te gustaba ¿qué hacemos?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span style="font-family: Arial;">-¡Tíralo también!<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span style="font-family: Arial;">Creo que fue entonces cuando se me paró mi olvidado corazón de trapo.</span><br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-9VIqa2Wqks0/T9pAcURAA3I/AAAAAAAAAIA/kBaLuWQO8bc/s1600/corazontrapolaura.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="251" src="http://3.bp.blogspot.com/-9VIqa2Wqks0/T9pAcURAA3I/AAAAAAAAAIA/kBaLuWQO8bc/s320/corazontrapolaura.jpg" width="320" /></a></div>@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-83666819448628514512012-06-10T17:45:00.000+02:002012-06-10T17:45:52.106+02:00Con la L de Lengua de Trapo (1ª parte)<span style="font-family: Arial;">A mi izquierda una madre con retoño. Escultural ella, pero una escultura claramente tallada a golpe de bisturí, y bastante normal el pequeño. Era un bebe callado eso sí. Incluso mudo. Podría asegurar que nunca le había oído gimotear. A mi derecha un perro agotador. No paraba de ladrar al más mínimo movimiento. Tenía una cara atontada y siempre iba con la lengua fuera. Si te fijabas bien, se podría decir que tenia un ojo más alto que el otro y su boca dibujaba una especie de sonrisa permanente que era una mezcla entre sonrisa estúpida y maléfica. Un poco más allá una muchacha que bien se debía creer ser princesa, pero de otra galaxia. ¿A quién se le podía ocurrir llevar unas vestimentas tan estridentes y, sobre todo, tan brillantes? Y así me veía obligada a amanecer cada mañana. Pero hubo tiempos mejores. Tiempos en los que no había bisturís y las madres no estaban siliconadas. Tiempos en los que las muchachas eran tiernas y soñaban con princesas inocentes, y no vestían esos trajes ajustados, ni llevaban el pelo de mil colores. Perros, lamentablemente, siempre han habido. Y digo lamentablemente porque por muy simples y rasposos que sean siempre han arrancado ‘ohs’ y ‘ahs’ y mil comentarios cariñosos de la gente. Pero en esa época a la que ahora hago referencia, no había perro alguno. Era yo la que atraía todas las miradas. Mi larga melena pelirroja, casi siempre recogida en sendas trenzas a lado y lado de la cabeza, y mis pecas que parecían estratégicamente lanzadas sobre mis mejillas, acaparaban todos los elogios. Yo me sentía plenamente feliz. Por aquel entonces, ¡hasta tenía una cama para mí sola! ¡Ah, qué tiempos aquellos! Vivía tranquila y acostumbraba a tomar el té cada tarde. Me lo preparaba una linda muchacha, de nombre María. Ambas nos sentábamos en una pequeña mesa azul y charlábamos tranquilamente durante toda la tarde. Eran jornadas la mar de agradables. María a veces se entretenía en desenredar mi larga melena para luego volver a recogerla en trenzas perfectas. Yo la miraba y sonreía. No nos hacían falta las palabras para entendernos; nos hacíamos compañía mutuamente. Fue tal nuestra unión que no salíamos de casa la una sin la otra. Íbamos juntas al cine, de vacaciones, al parque o de excursión.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Arial;">Pero un buen día apareció él, arrasando con mi placentera existencia. Aún hoy no logro saber porqué llegó tan contento. Vino de la feria. Pudo ser él como un san Bernardo con barril incluido. A veces se trata tan solo de una cuestión de azar. Pero sea como fuere, lo invadió todo con su estúpida lengua de trapo. Durante una temporada, larga, tuvimos que dormir en la misma cama. Eso, en sí mismo, ya me molestó sobremanera, pero la cosa empeoró aún más cuando vi que se sentaba con nosotras para compartir nuestras charlas vespertinas. Su lengua, siempre fuera; sus ojos alborotados y esos ladridos irritantes me amargaban la existencia. Yo intentaba poner buena cara, sobre todo al ver que mi compañera estaba extremadamente contenta con nuestro nuevo contertuliano. No la quise contrariar. Pasamos una larga temporada de coexistencia forzosa y amargos tés. Pero la situación, lejos de mejorar, dio aún un giro más retorcido. María acogió a una madre soltera con su hijo y a la que parecía ser su prima adolescente. Recuerdo perfectamente la tarde en la que nos las presentó. Llegaron en coche y lo aparcaron delante mismo de la puerta. Era un coche bastante bonito y moderno, de formas redondeadas. Pintado entero de color rosa. Yo estaba degustando mi habitual té con pastas y Boby, así se llamaba mi peludo compañero, estaba adormilado en la cama. Nada más llegar fueron invitadas a compartir mesa con nosotras. <br />
Intercambiamos cuatro palabras pero poco más hablé con ellas. Tan puestas, tan preocupadas por ellas mismas que rápido se olvidaron de nuestra existencia.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Arial; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Vinieron en exceso cargadas de bolsas y accesorios y nos vimos obligados a hacerles un hueco. Ellas eran nuevas y María quería que se sintieran como en casa, así que tuve la mala suerte de tener que mudarme al primer piso con mi ‘amigo’ el peludo. </span><br />
<br />
<br />
<span style="font-family: Arial; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><strong>Continuará...</strong></span>@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-70543024507243467022012-05-10T19:01:00.000+02:002012-05-10T19:01:47.630+02:00Con la R de Red Social<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-ovzT2ETzSNA/T6vxElqqysI/AAAAAAAAAGk/9c-rehNGYGY/s1600/Street-Art-London-11-800x533.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="266" src="http://4.bp.blogspot.com/-ovzT2ETzSNA/T6vxElqqysI/AAAAAAAAAGk/9c-rehNGYGY/s400/Street-Art-London-11-800x533.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: Verdana;"><em><span style="font-size: x-small;">* Autor del grafitti: <strong>David Walker</strong></span></em> </span></td></tr>
</tbody></table><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;"><span style="font-family: Verdana;">Ronie tenía una destreza singular. Lo suyo era el arte callejero. Ya desde pequeña había dibujado de maravilla, con una habilidad nada propia para su edad, pero ahora había perfeccionado su técnica y la había complementado con mensajes cargados de intención. Siempre andaba cargada con sus sprays, buscando un trozo de pared donde poder plasmar todo lo que hervía en su interior. A veces las palabras se escapaban del muro e iban más allá. Las dejaba suspendidas, como flotando, entre llamativos dibujos, con la sana intención de acaparar miradas y flashes y quedar así grabadas en mentes y fotografías para su posterior difusión. Un buen día, Ronie se conectó a una red social y cuál fue su sorpresa al ver uno de sus dibujos publicado en el muro del amigo de un conocido. Treinta y ocho "me gusta" acompañaban a la instantánea. Quedó tan sorprendida de su virtual afluencia de público que decidió hacer un experimento. A la mañana siguiente cogió su cámara de video y grabó todo su proceso creativo en plena calle. Desde los primeros esbozos hasta los últimos retoques y sombreados. Le llevó varias horas tenerlo todo listo. Editó el video y lo condensó en cuatro minutos de rápidas imágenes que eran el fiel reflejo de varias horas de trabajo. Lo publicó en la red bajo el título ‘Que no te callen la boca’. Las visitas caían como moscas en un tablero. Al cabo de una hora ya lo habían visionado setenta y tres personas. No daba crédito a lo que estaba sucediendo. Tantos años tratando de llegar a la gente y ahora resultaba que en solo sesenta minutos le habían salido setenta y tres admiradores. ¡Más de uno por minuto! <o:p></o:p></span></div><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;"><span style="font-family: Verdana;">Pasados un par de días, decidió hacer otra grabación aunque sutilmente diferente a la anterior. Colgó de nuevo un video en la red, esta vez de nueve minutos de duración. Se tituló ‘No dejes que te salpiquen’. Ciento ochenta visitas en hora y media. Un auténtico logro. Ronie se rió para sus adentros. Ciento ochenta personas unidas por los larguísimos brazos de la red y viendo como se fríe un huevo a cámara lenta. </span><span style="font-family: Verdana;">Realmente la gente estaba muy aburrida.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-L_RTBgiQS-c/T6vz39FCX3I/AAAAAAAAAGw/LN-0LOXKBvQ/s1600/20100105_Eggs-1024x682.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="http://2.bp.blogspot.com/-L_RTBgiQS-c/T6vz39FCX3I/AAAAAAAAAGw/LN-0LOXKBvQ/s320/20100105_Eggs-1024x682.jpg" width="320" /></a></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;"><br />
</div>@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-45476991999063290832012-04-20T21:55:00.001+02:002012-04-20T21:58:31.363+02:00Con la O de Ojiplático<div class="yiv943673816s2" style="margin: 0cm 0cm 0pt;"><span class="yiv943673816s3">Caía la nieve como nunca en esta ciudad, en este polígono, en esta parada de ferrocarril. Llevábamos esperando más de quince minutos, cuando una voz metálica y anónima nos informó por los altavoces de la interrupción indefinida de la circulación de trenes consecuencia de esa imprevista tormenta. Quejas, personas disconformes y melodías de móvil comenzaron a inundar aquella estación que, para agravar un poco </span><span class="yiv943673816s4">más</span><span class="yiv943673816s3"> la situación, era de las pocas que </span><span class="yiv943673816s4">aún permanecía </span><span class="yiv943673816s3">a la intemperie. La radio informaba del insólito caos que imperaba en la ciudad: calles bloqueadas, transportes inoperativos y servicios de urgencias saturados. Toda la red de cercanías parecía no estar funcionando, y yo me preguntaba cómo demonios iba a poder abandonar aquel recóndito lugar y llegar a casa de una </span><span class="yiv943673816s4">vez.</span></div><br />
<span class="yiv943673816s4">Al </span><span class="yiv943673816s3">principio me quise resistir, pero las orejas al borde de la congelación, los nervios y la impaciencia me llevaron a marcar el numero de teléfono de Carlos, un recién conocido con un especial derecho a </span><span class="yiv943673816s4">roce, </span><span class="yiv943673816s3">pero sin esa complicidad o confianza que otorgan los meses a las parejas. Él vivía con sus padres</span><span class="yiv943673816s4">,</span><span class="yiv943673816s3"> muy cerca de all</span><span class="yiv943673816s4">í, </span><span class="yiv943673816s3">y rápidamente se ofreció a venir a rescatarme en coche. Tras otros veinte minutos de eterna espera </span><span class="yiv943673816s4">le</span><span class="yiv943673816s3"> vi aparecer. Me comentó que la nieve hacía muy difícil la conducción y que la </span><span class="yiv943673816s5">entrada a la ciudad </span><span class="yiv943673816s3">estaba cerrada al tráfico. Decidí irme con él a su casa a la espera </span><span class="yiv943673816s4">de</span><span class="yiv943673816s3"> que, con el paso de las horas, pudiera regresar a la mía, una vez se calmara la situación; pero no fue así y me ofrecieron pernoctar </span><span class="yiv943673816s4">allí.</span><br />
<br />
<div class="yiv943673816s2" style="margin: 0cm 0cm 0pt;"><span class="yiv943673816s4">Tras</span><span class="yiv943673816s3"> una noche un tanto incómoda, compartiendo cama individual con mi nuevo ligue y pared con pared con la habitación de los padres de éste, amaneció un día claro y soleado. Carlos estaba en la ducha y yo me estaba cambiando cuando su madre irrumpió en la estancia.<o:p></o:p></span></div><br />
<span class="yiv943673816s3">-¡Buenos días!- me dijo sin pudor alguno.</span><o:p> </o:p><br />
<br />
<span class="yiv943673816s3">-Te traigo unas bragas. Están nuevas</span><span class="yiv943673816s4">, ¿eh? </span><span class="yiv943673816s3">¡Por estrenar! Pruébatelas a ver si te van </span><span class="yiv943673816s4">bien, </span><span class="yiv943673816s3">sino te busco </span><span class="yiv943673816s4">otras.</span><br />
<br />
<div class="yiv943673816s2" style="margin: 0cm 0cm 0pt;"><span class="yiv943673816s3">Y se quedó allí de pie, delante de mí, sonriendo y tendiéndome una bolsita transparente que contenía unas bragas color carne dentro.<o:p></o:p></span></div><br />
<div class="yiv943673816s2" style="margin: 0cm 0cm 0pt;"><span class="yiv943673816s3">-¡Vamos! No tengas vergüenz</span><span class="yiv943673816s4">a.<o:p></o:p></span></div><br />
<span class="yiv943673816s3">La situación era realmente embarazosa. Estaba tan perpleja, que agarré las bragas casi de un </span><span class="yiv943673816s4">zarpazo y </span><span class="yiv943673816s3">me las puse lo más rápido que pude. Era una braga-faja espeluznante. De abuela. Esperpéntica. Me llegaba por encima del ombligo y me hacía bolsas por todo el contorno.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span class="yiv943673816s3">-Son perfectas. Muchas gracias- </span><span class="yiv943673816s4">acerté a decir</span><span class="yiv943673816s3">.</span><br />
<div class="yiv943673816s2" style="margin: 0cm 0cm 0pt;"><br />
<span class="yiv943673816s3">Y ella sonrió, admiró la estampa un poco más y se dio la vuelta totalmente complacida.</span></div><br />
<span class="yiv943673816s3">-Voy a preparar café- me </span><span class="yiv943673816s4">dijo, </span><span class="yiv943673816s3">y cerró la </span><span class="yiv943673816s4">puerta tras de sí. <o:p></o:p></span><br />
<br />
<div class="yiv943673816s2" style="margin: 0cm 0cm 0pt;"><span class="yiv943673816s4">Aún</span><span class="yiv943673816s3"> me estaba recuperando de esos minutos surrealistas cuando Carlos volvió de la ducha y me encontró allí de pie, en medio de la habitación, con las bragas más desmoralizadoras y lamentables jamás imaginadas. Y así fue como, el hijo de la madre que regalaba tristes braga-fajas el día después de una fuerte nevada, se sentó en el borde de la cama, <strong>ojiplático</strong>. </span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-x1-DkNtxWmg/T5G-Ue-8IwI/AAAAAAAAAF8/r1LbIqNJz5Y/s1600/Ojiplatico.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="183" src="http://4.bp.blogspot.com/-x1-DkNtxWmg/T5G-Ue-8IwI/AAAAAAAAAF8/r1LbIqNJz5Y/s320/Ojiplatico.jpg" width="320" /></a></div></div>@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-20127886069094320242012-04-18T20:12:00.000+02:002012-04-18T20:12:20.877+02:00Con la S de Sant Jordi<div class="yiv1894299742MsoNormal"><span style="color: #cc0000;">Desangrado</span></div><div class="yiv1894299742MsoNormal">Murió inocente un Dragón</div><div class="yiv1894299742MsoNormal">Solo estaba jugando.</div><div class="yiv1894299742MsoNormal"> </div><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-TmNm5EQ7JW4/T48B3nNJKCI/AAAAAAAAAFg/dK-YV5N1pBE/s1600/drac+sant+jordi.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="207" src="http://4.bp.blogspot.com/-TmNm5EQ7JW4/T48B3nNJKCI/AAAAAAAAAFg/dK-YV5N1pBE/s400/drac+sant+jordi.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><strong><em>Haikus y fondo del blog gentileza de @sotohaikus</em></strong> <strong>(</strong><a href="https://twitter.com/#%21/SotoHaikus" id="yui_3_2_0_1_1334767355549297" rel="nofollow" target="_blank"><span id="yui_3_2_0_1_1334767355549296"><span style="color: #e06666;"><strong>https://twitter.com/#!/SotoHaikus</strong></span></span></a><strong>)</strong></td></tr>
</tbody></table><div class="yiv1894299742MsoNormal"> </div><div class="yiv1894299742MsoNormal"> </div><div class="yiv1894299742MsoNormal"> </div><div class="yiv1894299742MsoNormal"> </div><div class="yiv1894299742MsoNormal"> </div><div class="yiv1894299742MsoNormal"> </div><div style="text-align: left;"></div><br />
<br />
<div class="yiv1894299742MsoNormal"> </div>@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-810307326832568714.post-73336113209666896652012-04-08T15:15:00.002+02:002012-09-16T12:48:56.741+02:00Con la R de ROHRBACH ROLAND<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-r_isd60AfnM/T4GPVJUZoFI/AAAAAAAAAEU/xRUs2MlJ_cQ/s1600/avion.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" height="240" src="http://4.bp.blogspot.com/-r_isd60AfnM/T4GPVJUZoFI/AAAAAAAAAEU/xRUs2MlJ_cQ/s320/avion.jpg" title="Rohrbach Roland" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="color: #3d3c40; font-family: Arial;"><span style="font-family: inherit;">Próxima
parada... montaña mágica del Tibidabo. Me despierto sobresaltada. Me he vuelto
a quedar dormida en mi asiento. Menos mal que esta vez me he inclinado hacia la
ventana y no sobre el hombro de cualquier desconocido. ¿Tibidabo? ¡Yo he cogido
el 7 para volver a casa! <br />
<br />
Miro al exterior. El bus está aminorando la marcha al coger las últimas curvas
de la carretera de <st1:personname productid="la Arrabassada. Me" w:st="on">la
Arrabassada. Me</st1:personname> pregunto qué hago llegando al parque de
atracciones y se lo pregunto también a mi compañero de asiento, pero éste me
mira impasible; se levanta mientras el vehículo se detiene por completo y se
dirige a la puerta sin mediar palabra. ¡Será maleducado! Aún sigo perpleja
cuando se me acerca el conductor y me insta a bajar 'Señorita, final del
trayecto'. Me siento completamente ridícula por haber cogido el bus equivocado.
Salgo del vehículo y, tras de mí, éste cierra sus puertas y da media vuelta
para comenzar de nuevo el descenso hacia la ciudad. <br />
<br />
Mientras me planteo cómo volver a casa, me acerco al mirador: los últimos rayos
de sol de la tarde se reflejan en nuestro querido Mediterraneo y un tono entre
dorado y cobrizo ilumina la ciudad. Mi barrio, el Eixample, reluce de forma
especial. ¡Hace tanto tiempo que no subía hasta aquí! Miro mi atracción
favorita con nostalgia. A los pocos minutos estoy dentro del parque y me dirijo
decidida hacia el avión; no hay cola. Rápidamente me permiten subir y ocupar un
asiento. Recuerdo a la perfección los viajes con mi abuelo. Él me explicaba que
volábamos en una réplica a escala real del Rohrbach Roland, avión que usó la
aerolínea Iberia para hacer el primer vuelo comercial entre Barcelona y Madrid.
A mi abuelo le fascinaban los aviones. <br />
<br />
Han pasado ya varios minutos pero nadie más ha decidido subir; la hélice
comienza a girar sólo para mí. Una emoción infantil me recorre el cuerpo. Miro
embelesada por la ventanilla, cual niña de seis años, feliz, y temerosa a la
vez por el correcto funcionamiento del antiguo aparato. Tras una primera vuelta
completamente normal, un movimiento brusco hace que el mítico avión se desancle
de la estructura y arranque el vuelo. Grito asustada pero nadie me escucha.
Abajo, la noria sigue girando y los niños comen nubes de algodón. Nadie parece
percatarse del terrible incidente. <br />
<br />
Planeo por el cielo y poco a poco me voy relajando en mi pequeño avión rojo.
Atrás queda <st1:personname productid="la Monta�a M£gica" w:st="on">la Montaña
Mágica</st1:personname> y <st1:personname productid="la Torre" w:st="on">la
Torre</st1:personname> de Collserola. Sobrevuelo el Carmel, Sant Gervasi y el
Parc Güell. Giramos a la derecha y ahora nos dirigimos hacia el barrio de
Gràcia. Noto cómo mi abuelo me agarra la mano en este paseo aéreo tan especial.
Las primeras farolas se encienden a mis pies mientras avanzamos en dirección al
mar. Llegamos a Las Ramblas, el barrio gótico y el monumento a Colon. El
traqueteo de la hélice y el ruido del motor me van dejando adormilada hasta
que, de repente, mi querido avión se queda sin combustible y, tras una sacudida
amenazadora, comienza un descenso en picado. ¡Caemos directos sobre una de las
cestas del Teleférico! <br />
<br />
Doy un bote en mi asiento y mi mejilla choca con un fornido hombro. Un joven, a
mi lado, me mira algo contrariado. Próxima parada... Gran Vía - Sardenya.
Siempre me duermo hacia el lado equivocado.</span></span></div>
@karolcolomerhttp://www.blogger.com/profile/01759592913073360366noreply@blogger.com0