Avanzó por la calle. Se resistía con
todas sus fuerzas a girar la cabeza y mirar hacia arriba. Sentía como los ojos
de él se clavaban en su espalda. Llegó hasta la estación de metro. Hasta el
punto cero de su relación. Allí se conocieron y, a ochocientos metros,
decidieron vivir juntos cuatro meses después, en un impulso emocional y
romántico, casi de guión de película. Ahora el cuento de papel se había quemado
y ella parecía andar entre sus cenizas. Sintió frío. Sacó
su bufanda, también roja, y se la envolvió alrededor del cuello, cubriéndose en
parte el pelo con ella.
Se sintió tentado a salir corriendo.
A atraparla en mitad de la calle para no dejarla escapar. Imaginar su sonrisa,
siempre sincera y reconfortante, y pensar en una posible reconciliación le
tranquilizó al instante, le dio fuerzas. Al ir a salir por la puerta vio la
foto en el suelo; antigua felicidad
rodeada de cristales rotos. Lágrimas, gritos, odio y destrozos volvieron a su
cabeza. Un puzzle de discordia donde finalmente todo había encajado. Se quedó
inmóvil de nuevo y encendió otro
cigarrillo.
Bajó el primer escalón. Indecisa.
Todo aquello tenía que ser por fuerza una pesadilla. Por un lado deseaba coger
el primer tren y desaparecer de la historia. Ser una espectadora ocasional. Por
otro lado deseaba que su mano la agarrara por el hombro y que él la envolviera
entre sus fornidos brazos. ¿Podría olvidar todo lo que se habían dicho? Seguía
nevando. Finalmente miró hacia su balcón. Él no estaba. Los transeúntes
observaban curiosos a aquella chica empapada, de abrigo rojo que, bajo un manto
de nieve, lloraba agarrada a una bolsa de viaje. Una caperucita moderna con
final infeliz.
Rescató la foto y la dejó encima de
la barra de la cocina. Sonreían. Era verano. Su primer verano juntos. Habían
dibujado un corazón de arena entre los dos. Ahora el corazón se le antojaba un
reloj que había dejado escapar su contenido, indicando el fin de una unión.
Giró la foto, como si el reloj pudiera volver a contar desde la otra posición.
¿Sería igual de fácil rescatarla a ella de entre tanto cristal roto?
Cogió el siguiente metro
Se guardó la foto.
Continua Con la A de Aullido
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